Este Málaga CF es otra historia. El partido contra el Real Valladolid, que acabó en empate, nada tiene que ver con lo visto en encuentros como el del Fuenlabrada, la Real Sociedad B o el reciente Huesca. Tres ejemplos de los tantos que se han vivido esta temporada que se acerca a su fin (y casi que gracias para construir un proyecto nuevo). Aunque más allá de eso, la nueva versión de este equipo ilusiona, encandila y enamora en algunos tramos. Y de eso solo hay un culpable. Pablo Guede, qué bueno que viniste. Gracias.
El entrenador argentino ha logrado impregnar al club y a la afición de otro áurea. Cada palabra es aplaudida por el público y La Rosaleda supo recompensar la pasión de esta semana con 18.004 espectadores que nunca dejaron de cantar ni de apoyar a su equipo. Ha empezado un nuevo capítulo de esta historia y, aunque no se ha iniciado con tres puntos (ninguno de los otros dos entrenadores lo hizo), la ilusión por ver a los jugadores defender este escudo es otra muy distinta. Es más, a pesar de que son fechas señaladas en la ciudad, la afición respondió.
Defensa de cinco
El nuevo técnico, como tal, dispuso de un nuevo planteamiento táctico. La sorpresa inicial, o no tanto, fue esa defensa de tres centrales. Con el anuncio del club, las apuestas podían girar en torno a ese doble pivote de Escassi-Genaro de principio de temporada, pero nada se pareció a la realidad. Una vez posicionados en el campo no hubo dudas. Escassi fue central. No se movió hacia el centro del campo en ataque ni tampoco regresó para defender. Fue el defensa más cercano a la posición de Dani Martín. Mientras tuvo ese plan de cinco defensas, el equipo supo responder a las acometidas del Valladolid.
Sin embargo, en el descanso decidió cambiar obligado por las circunstancias. Andrés Caro y Peybernes acompañaron al paleño en esa línea, pero el canterano recibió una tarjeta amarillo. Por lo que la decisión consistió en sustituirle por Antoñín cuando el partido aún iba 1-0. Desde entonces, el equipo notó que había un jugador menos en el área para defender y sufrió. Tanto que Weissman se aprovechó para marcar esos dos goles del empate. Por lo que no sería de extrañar que Pablo Guede recurriera a los tres centrales de nuevo. Ya confesó que desde el lunes sabía cómo iba a jugar.
Otro de los futbolistas que sale claramente beneficiado del encuentro contra el Real Valladolid es Dani Martín. Sus seis paradas han confirmado este partido como una de sus grandes actuaciones de la temporada recibiendo el cariño efusivo de sus compañeros en el campo y también de la grada. Salvó algunas muy claras y poco pudo hacer en los dos goles de los pucelanos.
Ataque
El argentino también confesó en su presentación que una de sus principales era recuperar el acierto en ataque y tanto que lo hizo. No tuvo tiempo ni de experimentar en el partido, Brandon le regaló en el minuto 4 su primer gol como entrenador blanquiazul. Minuto 4. Sí, sí, para un equipo que precisamente había destacado por sus desconexiones iniciales. Y no solo vino ese, fruto de la presión de Antoñín, dos defensas del Valladolid cometieron un error en el despeje para que Álvaro Vadillo pudiera marcar con la portería vacía.
Aunque lo cierto es que los datos no son tan optimistas. El Málaga CF disparó hasta en 16 ocasiones, pero solo 4 de ellas fueron entre los tres palos, el 25%, una cifra que se ajusta a eso de que los de Martiricos es el equipo que más disparos necesita para marcar. Adrián López tuvo dos para sentenciar el encuentro en las que falló por falta de ritmo. Es más, puede llegar a sorprender que esté por delante del propio Roberto o de Loren.
Menos balón, más posición
Así que con una férrea defensa y con un ataque acertado cuando pudo estarlo, Pablo Guede apostó por tener menos el control del balón, pero sí estar mejor colocado en el campo para poder llegar con menos esfuerzos a menos balones. Prueba de ello pudieron ser los 27 despejes o las 16 entradas conseguidas, además de dar 219 pases acertados cuando venía de hacer 400 en Girona o 361 contra el Huesca, un equipo contra el que fue notablemente inferior. Así que esa fue la nueva estrategia que siguió y que durante muchos momentos del partido salió bien.
Por lo que Pablo Guede ya ha diseñado las directrices de lo que será el nuevo Málaga CF. No se parece en nada a lo visto anteriormente y solo falta que los jugadores confíen, crean en sí mismos y respondan a las exigencias del técnico. Ya faltan siete jornadas y habrá que esperar cómo de bueno o de malo es este punto. Mientras tanto, el argentino lo ha revolucionado todo.