El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, por iniciativa del administrador judicial del Málaga CF, José María Muñoz, ha impuesto al club de Martiricos la presión del ascenso tras aprobar una inyección de 1,5 millones de euros del consistorio al club blanquiazul con objeto de terminar de configurar una plantilla que aspire al ascenso a Primera División. Pero ¿siempre suben lo que más dinero tienen? Y por otro lado, también cabe preguntarse si con ese aporte será suficiente en un año donde mayor pujanza económica hay entre los equipos de Segunda.
Es una lógica que rara vez se cumple, la de que suben los mayores presupuestos de la categoría. Es cierto que esa una realidad que se está consolidando en las últimas temporadas a raíz de la inyección que reciben los clubes de Primera División para amortiguar el descenso. Pero ahí están los casos de Leganés, Huesca o Eibar, descendidos recientemente y que no han podido volver a la elite.
Otro ejemplo es el del Almería, que a pesar de ser un proyecto faraónico para la Segunda División tras la llegada de Turki Al-Sheik, ha tardado en subir a Primera tres temporadas.
A eso, este curso habrá que sumarle que se trata, a priori, de un año en el que más equipos hay bien dotados económicamente, ya que se ha instaurado una especie de ‘moda’ de comprar equipos de la categoría de plata.
Primero, están los tres recién descendidos, Levante, Alavés y Granada, que además de ser proyectos consolidados económicamente recibirán la compensación por el descenso que lo hacen estar lejos de los demás.
En el segundo año en la categoría, si no has ascendido en la primera, se sigue recibiendo una compensación que amortigüe la caída, pero en este caso inferior. Es el caso del Eibar o el Huesca.
A eso hay que añadirle la llegada de nuevos propietarios a algunos clubes. El primero fue el Real Zaragoza, donde un grupo inversor norteamericano con experiencia en gestión deportiva encabezado por Jorge Mas.
Otro club recién vendido es el Sporting de Gijón. El grupo Orlegi, con raíces mexicanas, se ha hecho con la mayoría de las acciones del club por cuarenta millones de euros. Al igual que el Real Zaragoza, los nuevos propietarios también llegan con experiencia en gestión deportiva.
Se trata de un respaldo importante a dos históricos del fútbol español que todo apunta a que volverá a ser equipos pujantes en Segunda.
Por otro lado, desde la Primera RFEF llega un club que tendrá un límite salarial más elevado de lo habitual en estos casos. Es el Racing de Santander, que con la venta de su ‘joya’ Pablo Torre al FC Barcelona por cinco millones tendrá un límite salarial, por ejemplo, superior al Málaga.
Está también el caso del Andorra, debutante pero propiedad de Gerard Piqué, con capacidad económica para construir un proyecto competitivo.
En este nuevo escenario de Segunda División que arrancará el fin de semana del 13-14 de agosto, la presión sobre el Málaga aumenta. "Yo no contemplo que no ascienda. Quiero ser optimista y realista; espero que el club, con esta inyección económica, tenga la motivación y que la afición siga animando para que logre subir a primera. Si no se subiera, ya veremos lo que hacemos, pero si sube, esta cuantía se reduciría, ya que contaría con 45 millones de euros en concepto de derechos de imagen”, dijo el alcalde este miércoles en el debate de la moción de modificación presupuestaria en el Ayuntamiento.
Aunque, según la versión del alcalde, la aportación de 1,5 millones de euros es la mitad de los 3 millones que estima necesarios el administrador judicial para tener una plantilla con garantías de ascenso, por lo que tiene que llegar algún aporte más antes de que LaLiga establezca el límite salarial de cada equipo.
Desde el club se ha desterrado el discurso de la permanencia. Se habla de estar lo más arriba posible más por pudor a hablar directamente de ascenso que por otra cosa.
Con estas nuevas expectativas, en ‘La Cueva’, Manolo Gaspar y los suyos tendrán que hilar fino desde la dirección deportiva para no dar pasos en falso que impidan al Málaga CF, al menos, pelear por lo máximo. Después, tendrá que entrar la pelota.