Cuando se anunció su fichaje, el paradigma del Málaga CF cambió y el objetivo pasó a ser directamente Primera División, y el plan parecía claro: buscar a Rubén Castro. Porque si alguien tiene las llaves del gol es el delantero canario, que a pesar de 41 años ronda los veinte goles cada temporada. Pero el plan no había salido bien, o directamente no era el que marcaba el camino, en las seis primeras jornadas. En la séptima se ha empezado a ejecutar de manera correcta.
Sin tener que recurrir a las estadísticas, la percepción es que el partido que Rubén Castro ha sido más Rubén Castro desde que llegó a Málaga fue este sábado, en el choque que el conjunto blanquiazul jugó y empató en La Rosaleda contra el Villarreal B.
'RC24' se estrenó en La Rosaleda como goleador del Málaga CF y se quitó el peso que pudiera haber tenido encima, no haberse podido abrazar, figuradamente, con su nueva hinchada. Y lo hizo como lo hacen los nueves, como lo hace él, el mayor exponente de esa demarcación. Cazó un balón que había puesto Gallar en tierra de nadie, ni del portero ni de los centrales, y metió la puntera para alejarlo del portero amarillo. Eso fue en el minuto 26.
En el 29', a Rubén Castro le anularon el primero de los goles que se fueron al limbo en la tarde del sábado. El canario vivió al límite del fuera de juego durante todo el partido, pero en esa ambigüedad es donde mejor se desenvuelve y donde mejor rédito saca. En el 63' se le invalidó otro gol, otra vez en la frontera de lo ilegal.
Esto se traduce en que Rubén Castro siempre estuvo en condiciones de recibir, por un lado, y en que sus compañeros, por fin, lo encontraron con regularidad a lo largo del partido.
Especialmente llamativo fue la relación que estableció con el jugador que más le conoce, Álex Gallar, en la segunda mitad, con varias acciones de peligro en el balcón del área que faltó convertirlas en ocasión, pero que fueron prometedoras de lo que se pueda ver de aquí en adelante.
El Málaga CF fue un equipo con las líneas mucho más juntas, y que en la segunda parte vivió mucho tiempo en el campo rival. Así, la pelota tardó menos en llegar al delantero canario. El camino era mucho más corto de lo que había sido hasta ahora.
Detrás de esta comunión, además de la inteligencia de Rubén Castro, que con el del sábado suma dos goles en el campeonato, ambos muy parecidos, está el padre futbolístico del punta canario, el que más lo ha entrenado y el que mejor rendimiento le ha sacado: Pepe Mel. "Yo a Rubén lo miro y, con un gesto que haga, ya sé lo que está pensando", dijo el técnico en su presentación. Solo ha necesitado un partido para dar con la tecla.