El centro Bizcochero Capitán estaba llamado a ser uno de los grandes complejos deportivos de Málaga. 50 millones de euros de inversión, un gran pabellón cubierto, 14 pistas de pádel, tres campos de fútbol, 1.120 plazas de aparcamiento soterradas… Números de un equipamiento de ciudad en toda regla.
La primera semilla se puso en los primeros meses de 2005, cuando el Ayuntamiento de Málaga adjudicó a la empresa Udisa la concesión demanial de los terrenos situados junto a la Ciudad de la Justicia, en el distrito de Teatinos.
Más de 17 años después, la mayor parte de la parcela es un erial donde crece la maleza y, lo más que se atisba de lo que tendría que haber sido, es una especie de sótano hormigonado donde crecen los pilares. Junto a la calle Fiscal Luis Portero se mantiene un gran cartel ajado por el paso del tiempo donde antaño se podía ver la imagen del proyecto.
¿Qué demonios ha pasado con esta operación? El cúmulo de adversidades que han jugado en contra de su desarrollo es amplio. De las discrepancias iniciales entre la empresa promotora y el Ayuntamiento, que retrasaron la concesión de la licencia hasta septiembre de 2007, se pasó a la crisis del ladrillo, que se llevó por delante a Udisa.
Su incapacidad para disponer de la financiación necesaria sumió la iniciativa en el abandono más absoluto. La decadencia de la mercantil le llevó a la quiebra en 2014, cuando fue declarada en concurso. Durante años, la Gerencia de Urbanismo sopesó la posibilidad de rescatar la parcela otorgada en concesión ante el evidente incumplimiento de los objetivos marcados. Sin embargo, en todo este intervalo no ha sido posible.
Una de las razones expuestas por los entonces responsables municipales era la complejidad jurídica de rescatar una concesión que había sido íntegramente abonada por la mercantil: 6,1 millones de euros.
Fuesen esas las razones u otras, la realidad es que el Ayuntamiento ha sido incapaz en este largo intervalo de tiempo de encontrar mecanismos legales o administrativos suficientes para liberar el proyecto.
Movimientos en Urbanismo
Hace ahora tres años, antes de la llegada de la pandemia, se abrió una puerta a la esperanza. El Juzgado de lo Mercantil 2 de Málaga adjudicaba en subasta el derecho de superficie del sector, con un techo edificable de 16.000 metros cuadrados. La maniobra formaba parte del plan de liquidación de Udisa.
La afortunada fue la única empresa que concurrió al concurso. Sin embargo, cuando parecía que se despejaba el camino del complejo deportivo, de nuevo el conflicto. Aunque la subasta judicial se dio por buena, el procedimiento subrayaba la necesidad de que la misma contase con la anuencia del Ayuntamiento, al tratarse de una parcela municipal.
Transcurridos tres años y pese a los numerosos encuentros y comunicaciones entre la firma privada compradora y Urbanismo, el bloqueo se mantiene. Preguntado por EL ESPAÑOL de Málaga, el concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, precisa el estado de la cuestión.
"Tras recibir la documentación del adjudicatario de la subasta del derecho de superficie era necesario verificar que cumpliese el pliego de condiciones original", comenta, señalando la necesidad de alcanzar unos criterios de solvencia técnica y económica suficientes.
Es ahora cuando, tras el intercambio de comunicación, "hemos dado instrucciones al Departamento de Patrimonio para que eleve al Consejo de Administración de Urbanismo un informe sobre el cumplimiento o no del pliego, que será enviado al Juzgado", informa el edil. De acuerdo con sus explicaciones, será en ese momento en el que se podrá confirmar si el Ayuntamiento da o no su bendición a la enajenación de Bizcochero.
Pero el destino final de estos suelos puede ser bien diferente al imaginado en 2005. Recientes reuniones de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento han puesto sobre la mesa la necesidad de reflexionar sobre la capacidad actual de la Ciudad de la Justicia y su futura ampliación. Un escenario en el que se antoja clave el terreno sobre el que se dibujó un proyecto ahora fantasma.