"El defensa filial sufre la fractura del quinto metatarsiano del pie derecho, producida durante el encuentro pasado ante el Villarreal B y confirmada en una ecografía. El futbolista está pendiente de intervención quirúrgica". Esta información sobre Moussa Diarra emitida este martes por el Málaga CF ha caído como un jarro de agua fría. Otro central que pierde el conjunto blanquiazul, una posición maldita este arranque de temporada.
Todas las críticas al debut en liga del central maliense habían sido positivas, ganadas a pulso por el defensa del Atlético Malagueño, la solución "más sencilla" que encontró Pepe Mel a los problemas en la zaga malaguista el pasado sábado contra el Villarreal B.
Pero solo tres días ha durado la alegría. Moussa disputó los últimos partidos del empate contra el filial amarillo ya lesionado, y las pruebas han determinado esa fractura en el quinto metatarsiano que lo tendrá más de dos meses fuera de los terrenos de juego, ya que tendrá que pasar por el quirófano para ser operado.
Esto supone otro serio contratiempo para el Málaga CF, que lleva desde el inicio de temporada con la enfermería llena de centrales. Esteban Burgos cayó contra Las Palmas. Bustinza en la previa del Mirandés-Málaga. Ramalho en ese partido en Anduva. Juande, después de la derrota en Huesca. Y para más inri, después de su regreso, Bustinza fue expulsado en Tenerife. Además, Andrés Caro todavía no ha podido debutar esta temporada por problemas de rodilla.
Cuando parecía que se había encontrado una solución al menos a medio plazo, con la brillante aparición en escena de Moussa, vuelven las malas noticias.
El entrenamiento de este martes sí ha dejado una nota positiva, la reincorporación al grupo de Esteban Burgos, que podría llegar disponible el sábado a Santander. Bustinza, cumplido el partido de sanción también estará disponible, aunque hay que tocar madera.
Ser central del Málaga se ha convertido en una profesión de riesgo.