Este sábado hay una nueva cita en La Rosaleda. No tendrá nada que ver con las últimas. Se ha perdido la fe, que se ha cambiado por indignación, cabreo y pena, porque al Málaga CF solo le falta certificar de manera oficial su descenso a Primera RFEF. Han pasado 25 años desde que el conjunto blanquiazul volviera al fútbol profesional. Esta misma noche puede poner fin a este viaje. Si no gana, será equipo descendido.
El recibimiento atronador de otras tardes se ha cambiado por una protesta contra los responsables del club. La afición, desplazada de manera masiva a Ponferrada, se volvió con un descenso en la maleta y ya no le queda otro, no tiene más aliento para animar a un equipo que es un alma en pena en el campo, que no ha respondido no solo este año, tampoco el año pasados cuando se libró sobre la bocina.
A La Rosaleda llega el Mirandés, al que hace no mucho se miraba como un rival a batir, porque llegaría a Málaga con el agua al cuello. Pero el Mirandés se ha escapado, como se escapó el Oviedo, como se escapó el Zaragoza, como se escapó el Tenerife, como han sabido salir todos los que han estado con el agua al cuello. Menos el Málaga.
Si el Málaga no gana, desciende. Si gana, tendrá que esperar que no ganen los tres rivales que tiene a ocho puntos: Racing de Santander, Huesca y Sporting de Gijón. Si pierde alguno de los tres, seguirá habiendo vida en caso de victoria. Un empate del Sporting también alargaría la agonía la menos una semana más si los de Pellicer son capaces de ganar.
El entrenador malaguista, que prometió pelea hasta que quedara una gota de sangre, recupera para este partido a Luis Muñoz y Pablo Chavarría. Continúa fuera Ramón, al que Pellicer tendrá que buscar cómo suplir. N'Diaye no fue una buena opción en Ponferrada. Puede haber cambios en la defensa con la entrada de Ramalho, después de su inexplicable desaparición del once. Los que salgan, pueden ser los protagonistas de un día muy doloroso para el malaguismo.
El rival, el Mirandés, llega a La Rosaleda con la intención de entrar en la Historia del club, porque su nombre puede quedar para siempre asociado al día en el que el Málaga abandonó el fútbol profesional.
Se trata de un conjunto que ha sido capaz de levantar el vuelo cuando se ha visto apretado en la clasificación, que ha sabido tener paciencia con Joseba Etxeberría en el banquillo y que ha estado liderado por uno de los pichichis de la categoría, Raúl García, con 19 tantos.
A las 20:00 horas hay convocada una protesta en la recta de Tribuna del estadio de La Rosaleda contra los mandatarios del club, que a eso de las once de la noche, cuando termine el choque, puede ser un clamor. Si no lo es, habrá un resquicio para el milagro.