No termina de decaer del todo la fe del malaguismo, o al menos parte de él, en que se llegue al milagro de la salvación a pesar del mazazo con el que cerró el domingo tras el gol del Villarreal B en los últimos minutos contra Las Palmas, que le daba la permanencia al filial amarillo y dejaba al Málaga CF con sólo un rival entre ceja y ceja en pensando en una carambola imposible, el Sporting de Gijón.
A medida que fue avanzando el lunes, se empezaron a echar cuentas a las que agarrarse al menos una semana más, por si se pudiese llegar con vida al menos a la última jornada, aunque el descenso ya se tiene más que asumido. Pero las matemáticas todavía no cuadran del todo.
El Málaga tiene que ganar sus dos partidos y el Sporting perder los dos que quedan. Además, en los tanteos que se dieran en ese caso, el Málaga tendría que recuperar la diferencia en el saldo de goles marcados y encajados que tiene con los asturianos. Los de Pellicer tienen -6 y el Sporting -2. Cuatro resultados por la mínima en esos partidos dejarían al Málaga con -4 y al Sporting con -4. Por tanto, habría que ganar algún partido por más de un gol. Si en el mejor de los sueños se diera esa combinación y los dos equipos quedasen empatados a todo, habría un partido de desempate. Una locura y una cábala imposible.
Y la primera parada de las dos que tiene el Málaga es en Mendizorroza, una plaza que ha visitado en dos ocasiones en Segunda División, y en ambas ha ganado con idéntico resultado: 0-1. Además, lo logró en dos temporadas consecutivas, la 2006-2007 y la 2007-2008.
En la primera de ellas, el Málaga de Muñiz pescó en el río revuelto que era el Alavés de Dmitri Piterman. Pero no estaban tampoco muy allá los blanquiazules, en plena Ley Concursal y con el equipo salvándose a la postre en la penúltima jornada de aquel curso.
Fue en la segunda vuelta, un 3 de febrero de 2007, cuando el Málaga se impuso por 0-1 con un tanto de Perico tras un pase magistral de Sandro. Arnau, Jesús Gámez, Silva, Jesule, Armando, Valcarce, Popo, Perico, Sandro, Antonio Hidalgo y Jonathan Valle era el once de aquel equipo. Edgar sustituyó a Popo a la media hora y en la segunda mitad entraron Molinero y el canterano Ador.
En la temporada siguiente, el Málaga arrancó con un siete de siete que a la postre sería definitivo para volver a Primera. De esos siete partidos, el segundo lo jugó en Vitoria contra el Alavés, al que ganó 0-1 con gol de Roberto Peragón en el 77. El once, el que casi se aprendió de memoria el malaguismo aquel año. Goitia, Jesús Gámez, Helder Rosario, Weligton, Rosatto, Carpintero, Antonio Hidalgo, Paulo Jorge, Calleja, Baha y Salva Ballesta. Cheli, Eliseu y Peragón fueron los hombres de refresco que introdujo Muñiz en el campo.
Ese resultado, el 0-1 de esas dos ocasiones anteriores que en las que el Málaga ha visitado Mendizorroza, podría ser válido el sábado para seguir con vida si el Sporting pierde en Eibar.
Cierto que era un Alavés que en esos años coqueteaba con la Segunda B. El que espera el sábado lo hace peleando por el ascenso directo.
En las otras siete ocasiones en las que el Málaga ha jugado en Vitoria, todas en Primera División, perdió cuatro partidos, empató uno y ganó dos.
No es mala plaza Mendizorroza para el Málaga CF. Se lo tienen que creer los de Pellicer.