Más de uno a lo mejor se sigue tirando de los pelos, o no, por dejarlo salir en el mercado de invierno de la temporada pasada. Aunque aquello ya pintaba mal para el Málaga CF, toda una vuelta metido en puestos de descenso, se trataba de un soplo de aire fresco, piernas nuevas, alguien sin mochila que podría haber al menos intentado la permanencia con otras armas, y con más sentimiento de pertenencia. Pero se fue cedido al Mérida de Primera RFEF y ahora ha vuelto para intentar guiar el rumbo de los blanquiazules con la batuta bajo el brazo. Es Dani Lorenzo.
El joven centrocampista marbellí fue uno de los jugadores más destacados del Málaga en la victoria contra el Atlético Baleares, hasta el punto de sacar la escuadra y el cartabón para desatascar el partido cuando los blanquiazules iban por debajo en el marcador. Vio el desmarque de Víctor García por la izquierda y le puso la pelota en carrera para que la jugada terminara en el empate blanquiazul con un cabezazo de Roberto.
Pero fue Dani Lorenzo el que miró hacia adelante, el que fue vertical, como intentó siempre que cogió la pelota durante el partido, buscando profundidad y acercar al equipo al menos a la portería contraria. Solo la tarjeta amarilla que vio recién iniciada la segunda mitad privó al mediocentro de redondear el partido que supuso la segunda victoria consecutiva del Málaga. Pellicer lo sustituyó en el minuto 60 por Juanpe y el '22' se marchó dejando la sensación de que todavía tenía más en las piernas.
Cada control que hizo Lorenzo en el Estadio Balear fue hacia adelante, ganando metros para el equipo, fue vertical siempre que pudo. Nada que no haya venido demostrando desde la pretemporada.
En Palma de Mallorca sumó su segunda titularidad consecutiva. Solo fue suplente en Castellón pero saltó al campo en la primera mitad por la lesión de Juanpe. Contra el Atlético de Madrid B jugó los 90 minutos. Hasta ahora, aunque sea la zona más poblada del campo en la plantilla del Málaga, en la que mejor se ha reforzado, parece haberse hecho con el puesto en el once, pasando por delante por ejemplo de Sangalli, que estaba llamado a ser uno de los líderes del equipo. Además, falta que vaya entrando en el equipo el último fichaje, Manu Molina, y entre en la rueda Ramón. El listón lo van a tener alto.
Dani Lorenzo se fue cedido al Mérida de Primera RFEF en el mercado de invierno de la temporada pasada, y en la capital extremeña lo jugó casi todo desde que llegó. Diecisiete partidos, catorce de ellos como titular y dos goles. Allí compartió vestuario con Larrubia. Los dos de vuelta este verano al Málaga. Antes de marcharse, disputó siete partidos con el Málaga, uno de ellos el último de Pablo Guede, en Tenerife. Precisamente Dani Lorenzo era uno de los ojos derechos del técnico argentino, que prácticamente no lo utilizó. Fue con Pepe Mel con el que tuvo más minutos, incluso marcando un gol contra el Lugo en La Rosaleda.
El curso anterior, el de su debut, se estrenó con José Alberto en el banquillo, con el que participó en tres partidos, y no volvió a tener minutos hasta la jornada 40, cuando Guede lo rescató para el partido clave de Tenerife en el que Málaga conquistó la permanencia virtual.
Después de la 'mili' en Mérida, Dani Lorenzo, criado a caballo entre La Academia y la Fábrica del Real Madrid, ha vuelto para derribar la puerta y colarse hasta la cocina.