Cuando sonaron los tres pitidos finales certificando el pase del Málaga CF a la final del playoff de ascenso a Segunda División, Nelson Monte saltó al césped corriendo para abrazarse a Einar Galilea. Quizás ese sea el secreto de este equipo. Esa unión que parece no tener fisuras con un objetivo claro. El primero había protagonizado su peor tarde blanquiazul y el segundo había salido tras el descanso sustituyéndole para, junto a Kevin, volcar el campo hacia la portería del Celta Fortuna. El desenlace fue la remontada de los de Pellicer para el 2-1 definitivo con dos tantos de Roberto y meterse en la pelea final delante de una Rosaleda que entró en delirio con la remontada, como antes lo había hecho con el recibimiento al equipo.
Fue la reacción de un equipo que dejó una imagen proecupante en la primera mitad, en la que se fue perdiendo 0-1 y gracias, porque los escurridizos delanteros gallegos volvieron loca a la defensa del Málaga. Repitiendo el guion de Vigo, otra buena puesta en escena del conjunto de Pellicer, muy atinado con los cambios esta vez, propició que el Málaga suba el penúltimo escalón para volver a Segunda.
En la primera jugada pudo adelantarse el Málaga, que con los mismos hombres que en Vigo salió a presionar muy arriba. Eso tenía una consecuencia. El cráter que se había abierto en la banda derecha del Málaga en Balaídos no se había cerrado. Tuvo un par de amenazas peligrosas el conjunto de Fredi Álvarez hasta que al cuarto de horas Puga se lanzó al ataque y el balón murió en las manos de Ruly, que sacó rápido. Hasta que la pelota le llegó, como en Vigo, otra vez a Alfon, que a trompicones dejó atrás a Nelson Monte que había ido a cerrar la derecha y dentro del área batió por debajo de las piernas a Alfonso Herrero. A los 27 minutos, tras un pérdida de Manu Molina, el extremo, un demonio para el Málaga en la serie, perdonó la puntilla en un tres contra dos rematando alto. La grada se echó encima del equipo porque el run run había empezado poco antes. El equipo estaba plano en ataque y era un manojo de nervios atrás, especialmente por la zona derecha. El Málaga no maduraba los ataques, la única vía que exploraba era el balón al área, donde Roberto estaba muy solo. Por las bandas nadie era capaz de desbordar, entraba poco en juego Ferreiro, uno de los hombres más en forma del equipo. Pero todo el ataque se volcaba por la derecha. Al filo del descanso la tuvo Dani Lorenzo en un saque de esquina pero no es su labor esa. El balón le sorprendió y prácticamente le golpeó en la cabeza. Así llegó el partido al descando, con Einar y Kevin calentando con intensidad en el centro del verde Martiricos. Pellicer iba a mover fichas.
Clínic de Einar Galilea en la segunda parte
Ferreiro y Nelson se quedaron en el banquillo. La primera parte del portugués fue de traca. Justo en el momento menos indicado fallaba uno de los jugadores más fiables del curso. Y el Málaga salió decidido a volcar el campo. Kevin cogió la bandera, hasta que el filial celeste fue un manojo de nervios, reflejados en los tres despejes de Ruly que tenía para coger el balón. En el tercer córner el Celta fue incapaz de despejar la pelota, que se quedó suelta dentro del área después de que Dani Lorenzo se tirara a rebañarla. Y el hombre de este Málaga, Roberto, y los 29.042 que había en las gradas, la mandaron a guardar. Eran el minuto 58. Antes, Einar, con tres acciones dio seguridad a todo el equipo.
La rebelión duró pocos minutos más, porque el Málaga empezó a anestesiar el partido con un resultado que le valía, pero después de una prórroga a la que había que llegar. Con un rival lleno de dudas pero que arriba tiene veneno no se fue a por más.
Pero había un mini capítulo dentro de esta historia. Cuando el duelo entró en los últimos cinco minutos emergió un nuevo héroe venido desde Vitoria: Einar Galilea. El central, cuya entrada en el campo había tenido un impacto decisivo, realizó tres cortes que valen oro. Si las acciones no eran de lo que ahora se conoce como expected goal, poco le faltaron. Providencial el '4'. Y en una de esas recuperaciones, en el 87', la pelota la jugada siguió hasta que la pelota le llegó a Kevin que la puso en el área. Un mal despeje la elevó y cuando caía llovida en el segundo palo Roberto sacó el gadcheto pie para meter al Málaga en la final en mitad del delirio. A por la última batalla.