El sueño de un buen montón de malaguistas, que a primera hora de este sábado pretendía iniciar su viaje a Tarragona para animar al Málaga en el reto de regresar a Segunda División, se ha tornado en pesadilla. La cancelación de un vuelo de la compañía Vueling ha hecho que una treintena de aficionadas se haya quedado en tierra, viéndose obligados a "buscarse la vida" para llegar hasta la provincia catalana.
Así lo confirman algunos de los afectados por la cancelación de este vuelo, que informan de que los malaguistas están buscando el modo de viajar hasta Tarragona por otros medios. "Algunos han optado por el tren, otros por ir en coche y algunos han decidido alquilar una furgoneta", explican.
Aunque es la más relevante de las incidencias ocurridas este sábado, no es la única. Otros pasajeros que acuden a ver el partido contra el Nàstic de Tarragona se han encontrado con la sorpresa de que el AVE con destino Madrid, desde donde trasbordar a Barcelona, se ha visto retrasado unos 38 minutos. Pese a las adversidades, el desánimo no cunde entre los malaguistas, que sueñan con el ascenso del club de Martiricos.
Pisando entre los escombros que dejó el descenso a Primera RFEF y con un nuevo proyecto que fue levantándose con veteranos y noveles, criados en La Academia, y contra viento y marea, con altibajos, el conjunto blanquiazul está ante una final que puede devolverle de nuevo al fútbol profesional.
La batalla de este sábado arranca a las 20:30 horas en el Nou Stadi Costa Daurada, donde acudirán más de medio millar de malaguistas, algunos sin entrada. Los números se lo sabe cualquier malaguista de memoria. La victoria 2-1 de la ida le permite al Málaga valerse, además de otro triunfo, incluso de un empate para conseguir el ascenso. Una derrota por un gol después de una hipotética prórroga lo dejaría un año más en Primera RFEF. Caer por más de un gol tendría las mismas consecuencias.