El cierre de la jornada 11 en la Liga Endesa ha supuesto el fin del primer tercio de la temporada en la Liga Endesa y el Unicaja no puede sacar muchas conclusiones positivas: es décimo con un balance de cinco victorias y seis derrotas, el juego del equipo atraviesa un mal momento e incluso la entidad de Los Guindos se ha lanzado al mercado para reforzar el juego interior. Una pieza que podría suponer un apoyo extra en una de las pocas buenas noticias que se puede sacar del equipo en este inicio: el rebote.
Sabedores del gran talento ofensivo del que puede presumir la plantilla cajista, el cuerpo técnico se propuso para la temporada 21/22 que los jugadores dieran uno o varios pasos adelante en el aspecto defensivo, la solidez como conjunto y en la lucha por el rebote.
No obstante, a pesar del fichaje de algunas piezas que podían aportar en esta faceta del juego, Fotis Katsikaris pidió al inicio de la campaña que quien debía dar un paso adelante era el bloque de la temporada anterior. Y así ha sido: 6 de los 9 jugadores que se mantienen de la campaña pasada, sin contar a Pablo Sánchez, han tenido mayor implicación en las capturas en este tramo liguero.
El jugador que ha crecido más en esta faceta ha sido Yannick Nzosa, que, a pesar de que no ha tenido el inicio de temporada que se esperaba, ha pasado de promediar 1.67 rebotes por partido a 3.27 en estas jornadas. El siguiente es Tim Abromaitis, el segundo máximo reboteador del equipo, que tuvo un nivel medio de 3.58 y ha pasado a 4.64. Otras mejoras han venido de las manos de Alberto Díaz (de 2 a 2.91), Axel Bouteille (2.2 a 2.7), Darío Brizuela (2.08 a 2.29) y Jaime Fernández (1 a 1.91).
Precisamente, quienes no han mejorado han sido Carlos Suárez, Francis Alonso y Rubén Guerrero, jugadores que por unas cuestiones u otras han visto sus minutos en pista muy reducidos conforme al primer tercio de la temporada anterior. El capitán ha pasado de 2 a 1 rebote, el jugador exterior de 1.92 a 1 y el pívot de 3.92 a 1.80, quien previsiblemente se marchará al Betis en calidad de cedido.
Mejora grupal
El equipo ha pasado de promediar 30,58 rebotes por encuentro (el peor registro en las últimas temporadas) a 32,27 que hace actualmente. Una cifra que, además de la mejora de los jugadores que ya estaban, se ha visto beneficiada por la contribución de Micheal Eric (5.3), Jonathan Barreiro (3) y Norris Cole (1.4).
A pesar de todo, lo cierto es que el Unicaja sigue siendo el tercer equipo de la Liga Endesa que menos rebotes captura. Las estadísticas avanzadas reflejan que el Unicaja coge el 69% de los rebotes defensivos disponibles en un partido (el noveno en esta clasificación y por encima de la media). Sin embargo, el problema llega en los rebotes ofensivos, pues el club cajista se adueña del 29% de los disponibles, es decir, es el quinto peor.
El balance de los rebotes con respecto al resto de clubes es malo, pero la mejora con respecto al pasado año es notable. De los 12 equipos a los que se enfrentó en el primer tercio de la campaña anterior (uno más que este por ser 19 en la competición), solo superó en los rebotes a 3 contra los que se enfrentó: Barça, Zaragoza y Acunsa GBC. Sin embargo, de los 11 que han sido este año, ha superado a 6: Obradoiro, Gran Canaria, Breogán, Baskonia, San Pablo Burgos y Fuenlabrada.
El avance en esta categoría es evidente, los datos lo reflejan y muchas victorias han sido muestra de ello. Quedan siete partidos o más bien siete finales. Coger más rebotes que el rival no asegura los logros, pero sí que hace la vida más fácil. Lo que está claro es que aún queda mucho camino por hacer. Empezar por el rebote está bien, mantener esta tendencia estaría mejor. Ahora queda el resto si se quiere aspirar a la Copa. Todo es posible.