Había que hacerlo después de perder contra el Cluj-Napoca. No había otra opción más que ganar. Eso o el hundimiento más absoluto, aún más profundo si cabe, pero el Unicaja dio la cara para solventar su segundo partido del Top 16. E incluso hubo algunos jugadores que se atrevieron a sonreír. Tras la tormenta llega la calma y los cajistas ganaron con solvencia ante el Filou Oostende (75-59) para colocar el empate a 1 en la clasificación. Ojalá dure la tranquilidad más allá de esta noche y se le puedan dedicar más victorias a Alfonso Queipo de Llano, a quien se le guardó un minuto de silencio.

Y tranquilidad tendrá Fotis Katsikaris al ver el desempeño de sus jugadores. Esta noche de todos, un día en el que brillaron como grupo. Jugaron juntos, defendieron juntos y ganaron juntos. Alberto Díaz fue el capitán inicial en defensa y todos se unieron a él. Le tocó a Brizuela destacar en asistencias y un trabajo conjunto en el rebote.

Debutaron Dejan Kravic y Matt Mooney. El técnico griego no quiso esperar para que entraran en dinámica y no decepcionaron. El pívot dejó muy buenos minutos. Generó ventajas para que le encontraran y anotar con facilidad. Además, supo deshacerse de jugadores con más físico como ocurrió con Brimah. El serbio acabó el encuentro con 8 puntos, 5 rebotes y 16 de valoración. El estadounidense tocó poco balón en la primera mitad. Jugó gran parte de sus minutos como escolta junto a Jaime Fernández, pero también dirigió el juego acompañando a Alberto y a Brizuela (acabó con 8 puntos, 3 asistencias y 9 de valoración).

Esta noche se vio otra cosa. Si de algo se ha acusado al equipo en los últimos meses, es de ser un tanto anárquico para atacar. Ante el Oostende, aunque ocurrió en algún momento porque los problemas no se solucionan en un día, no fue nada comparado a lo visto otras veces. Se notaba que había muchos sistemas de pizarra preparados y asimilados para que el juego fuera más sencillo. Incluso los nuevos fichajes, sorprende lo de Mooney que lleva tan solo dos días, estuvieron muy implicados e integrados en este tipo de situaciones. Quizás esta fuera una de las principales razones por las que el Unicaja acabó con 20 asistencias (ocho en el primer cuarto).

Después de todo lo sucedido estas semanas, se quiso empezar el encuentro con otra cara. Lo cierto es que, casi con toda seguridad, los jugadores pisaron la pintura y defendieron más y mejor de lo que lo han hecho en gran parte de la temporada. Seis puntos de Rubén Guerrero y la gran actividad atrás llevaron a que la diferencia fuese de cinco puntos en el minuto 4. Aunque aún iba a subir a ocho e incluso a más. Corrió bien en transición, no perdió la atención y decidió casi siempre bien. Y como suele suceder cuando se hacen las cosas con acierto, el Unicaja se marchó al término del primer cuarto con una ventaja de 10 puntos (25-15). Una cuestión insólita viendo la trayectoria del equipo en los minutos iniciales.

Pero tan bien se hicieron las cosas en ese tramo como tan mal se empezó el segundo período. Katsikaris se vio obligado a pedir un tiempo muerto porque el Oostende minimizó la desventaja a solo 1 (25-14) en cuestión de dos minutos. Aunque no se quedaron ahí, se pusieron por delante en el marcador ante un equipo negado de cara hacia la canasta. Un triple de Abromaitis a falta de 5:33 para el descanso fueron los primeros puntos cajistas en el cuarto y un parcial de 10-3 volvió a asentar la ventaja malagueña. Pero el equipo ya no gozaba de tanto control y de tantas buenas decisiones para anotar. Lo que históricamente había sido el equipo durante el primer cuarto, lo fue ahora en el segundo. 35-34 para irse al descanso.

Cambio de imagen

La vuelta a la pista fue infinitamente mejor. La actividad defensiva y el pase sencillo en busca del jugador solo volvieron para que el Unicaja volviera a despegarse en el marcador en el intermedio del tercer cuarto (52-41). Varias faltas técnicas en contra del Oostende frenaron el ritmo del partido. Aparte de ese ritmo más lento, los cajistas siguieron apostando por la pintura con Dejan Kravic como principal valedor. Sus compañeros supieron encontrarle muy bien en los bloqueos. Tampoco era tan difícil. 

Ni lo fue que Matt Mooney demostrara su calidad tras estar solo dos días de llegar a Málaga. Seis puntos consecutivos (2+1 y un triple a una pierna) con dos asistencias firmaron su más que digna carta de presentación para levantar a su nueva afición. El equipo disfrutó y se notó en algunas caras de los jugadores que incluso se atrevían a sonreír (73-55 a falta de cinco minutos). Así que esta noche tocó disfrutar (75-59) y poner la primera piedra para darle la vuelta a la situación. Ojalá el estado de ánimo llegue y permanezca hasta el sábado en Zaragoza.

FICHA TÉCNICA

UNICAJA CB: Alberto Díaz (10), Darío Brizuela (9), Jonathan Barreiro (7), Tim Abromaitis (12), Rubén Guerrero (9) -quinteto titular- Jaime Fernández (0), Matt Mooney (8), Francis Alonso (0), Axel Bouteille (7), Carlos Suárez (3), Dejan Kravic (8) y Yannick Nzosa (2).

FILOU OOSTENDE: Phil Booth (5), Dusan Djorjevic (4), Levi Randolph (7), Pierre-Antoine Gillet (6), Amida Brimah (7) -quinteto titular- Demitrius Conger (4), Simon Buysse (2), Keye van der Vuurst de Vries (12), Servaas Buysschaert (2), Haris Bratanovic (2), Mikael Jantunen (7) y Olivier Troisfontaines (1).

ÁRBITROS: Martin Horozov, Kerem Baki y Zafer Yilmaz.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 2 del Top 16 de la Basketball Champions League en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena ante 2.986 espectadores.

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