Al Unicaja de Málaga se le apagaron las luces tras el descanso del primer partido de cuartos de final de la BCL contra Promitheas Patras y lo salvó la renta de veinte puntos que se llevó al descanso. Una falta de acierto alarmante permitió a los griegos acercarse en el marcador en el último cuarto, pero lo que cuenta es el 67-54 definitivo que le da el primer punto de la serie al conjunto de Ibon Navarro, que viajará a Grecia con ventaja pero con un mal sabor de boca.
Tras arrollar a Básquet Girona el pasado sábado con 111 puntos, el desempeño de Unicaja en este partido apuntaba a lo mismo tras los primeros veinte minutos. Pero lo que vino después fue un aviso.
No era una noche grande en el Carpena, aunque puede ser que la última noche europea que la afición cajista se vea con los suyos. No estuvieron presentes David Kravish, descartado, y Nihad Djedovic, por una indisposición, según anunció el club. Osetkowski y Sima empezaron a tirar de un Unicaja intenso que a los cinco minutos ya ganaba de diez puntos (15-5). El americano encestó dos triples, el segundo desde su casa. Carter había contribuido con otro acierto desde la línea. Promitheas circulaba rápido la pelota pero no encontraba posiciones de tiro cómodas. Unicaja sabía lo que había en juego desde el principio. Lo paró Papatheodoro pero no frenó la sangría. Los de Ibon Navarro sí fueron capaces de contener a Cowan, máximo anotador de la competición, que no encestó hasta que faltaban 1:52. Fue un dos más uno. Unicaja aceleraba en ataque pero estuvo fallón en el último tramo del cuarto, con Perry, Thomas u Osetkowski fallando en posiciones cómodas. Ibon Navarro se desesperaba desde el banquillo antes del 22-10 del final de la primera manga.
Afinó Perry la puntería nada más arrancar el segundo cuarto con dos triples para llevar la distancia al +18. No paró el ritmo y lo siguiente que hizo parar el partido al técnico griego fue otra canasta de tres de Kalinoski para llevar el marcador al 33-12. Con una defensa que no dejaba aire a los griegos Unicaja estaba decantando el partido muy pronto. No bajó el nivel debajo de su canasta el conjunto malagueño y el partido se al descanso con un 42-22 que dejaba el choque sentenciado. O eso parecía.
Apagón tras el descanso
El Unicaja se dejó algo de concentración en el vestuario y no terminó de arrancar en el tercer cuarto. No había lucidez en ataque, con tres canastas en siete minutos. Promithesas redujo la distancia a 48-35 sin hacer gran cosa, solo estuvo algo más afinado en el tiro. Era un Unicaja incapaz de tomar dos buenas decisiones seguidas en ataque. Eso le llevó a cerrar el cuarto con solo ocho puntos. Esto, sin Cowan en la pista, mermado con una herida en el codo.
Tenía el Unicaja un cuarto por delante para enmendar la tercera manga, que apagó el ambiente del pabellón. Pero no hubo reacción y a falta de 6:28 el conjunto griego redujo la ventaja por debajo de diez puntos (53-45) obligando a Ibon Navarro a pedir tiempo muerto. No había quien metiera una canasta. Se generaban situaciones de tiro a priori sencillas, pero las luces estaban apagadas. No había nada del Unicaja exuberante al que está acostumbrada su afición. Esta se olió la quema y empezó a empujar a los suyos, que seguían negados de cara a la canasta y eso hizo creérselo a los griegos.
Sólo desde el tiro libre fue capaz Unicaja de contener a Promitheas, que con la segunda parte que realizó en el Carpena se lleva las esperanzas de volver para un tercer partido de estos cuartos de final. 67-54 fue el resultado final que dejó un regusto amargo. Era un partido de playoff, no obstante. Unicaja, en una mala noche, está más cerca de Belgrado.