Ni el aumento del Euríbor, ni la inflación, ni la guerra en Ucrania... Málaga se ha convertido en una supuesta tierra prometida al calor de la tecnología para mucha gente -muchos de ellos inversores- y uno de los síntomas es que se ha disparado la compraventa de vivienda alcanzándose en 2022 el mismo nivel que en 2007, en plena burbuja inmobiliaria.
El año pasado se realizaron 42.041 operaciones de compraventa de viviendas en la provincia malagueña, lo que supuso el mayor número desde 2007 y un 26% más que en 2021, según los datos oficiales publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística.
La curva ha sido impresionante. En 2007, cuando el sector estaba en pleno auge, se vendieron 42.386 viviendas y en 2008, con la explosión de la burbuja, mermó hasta las 28.754. A partir de ahí fue cayendo en picado tocando suelo en 2012 con 17.822 operaciones.
La mejoría económica experimentada a partir de 2017 se notó de lleno en el sector, llegando a superar las 30.000 ventas anuales, salvo en 2020 que descendieron por la pandemia. Pero ahora el salto ha sido de nuevo espectacular hasta el punto de que Málaga es la cuarta provincia en España con mayor número de compraventas registradas tras Madrid (83.103), Barcelona (66.220) y Alicante (49.858).
El 80% de las viviendas vendidas en Málaga el año pasado son de segunda mano ya que la oferta de vivienda nueva es todavía escasa o está directamente disparada de precio. Hay que recordar que el 2022 acabó con récord en la provincia alcanzando los 2.787 euros por metro cuadrado en compra y los 12,2 euros por metro en alquiler, según los datos del portal Idealista.
¿Se venden tantas casas en Málaga como en la burbuja inmobiliaria de la primera década del siglo? Sí. ¿Se está en otra burbuja? Los expertos creen que no. La principal razón es que la burbuja fue, sobre todo, financiera. Los bancos se echaron la manta a la cabeza y empezaron a dar créditos hipotecarios sin ton ni son confiando en una bonanza económica infinita que acabó con miles de personas en el paro, miles de activos tóxicos en las entidades financieras y la tasa de morosidad por las nubes.
Los bancos aprendieron la lección -de hecho muchos de ellos desaparecieron tras ser absorbidos por otras entidades- y hoy en día dan la hipoteca, como mucho, al 80% y examinando con lupa los papeles. El que compra un piso ahora, por lo tanto, normalmente es porque tiene capacidad para hacerlo: sueldo fijo, ahorros, una vivienda anterior que vender... Otra cosa es la capacidad para hacer frente al aumento del Euríbor y de la hipoteca mensual, que está pegando auténticos sablazos en los bolsillos de los ciudadanos, aunque ahora están cobrando más protagonismo las hipotecas de tipo fijo para evitar sobresaltos.
Por otra parte, el sector inmobiliario está más profesionalizado y no se cometen las locuras de años atrás. Un promotor malagueño siempre hacía la broma de que si se juntaban tres médicos creaban una promotora inmobiliaria. Ahora todo está mucho más medido, solo se construye si hay una demanda previa de reservas suficiente para poder rentabilizar la operación e intentanto que el precio del suelo no se dispare. Hay confianza en el presente y futuro tanto de Málaga como de su provincia y una muestra de ello es la apuesta del sector inmobiliario por esta zona.
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