Málaga no está de moda... ¿o no? Para Luis Guerra, uno de los socios fundadores de Welcome Málaga, la perspectiva va más allá: "Las modas son pasajeras, estas inversiones son a medio largo plazo. Esto no para de crecer, todo el mundo quiere que crezca y ahora el trabajo es el mantenimiento de las empresas que llegan", defiende en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga.
Ese es justamente su rol en el ecosistema, el de hacer que los aterrizajes de empresas y trabajadores en la Costa del Sol sean sostenibles y lo más sencillos posible. Para ello, su apuesta por ampliar nuestra ofertas de únicamente la capital hacia toda la provincia: "Nosotros abrimos toda la provincia a nuestros clientes. La ciudad de Málaga tiene un problema de vivienda y a lo mejor un hombre indio que viene a una empresa tecnológica quiere vivir en Benalmádena, Torremolinos o Vélez-Málaga", explica.
"Ciudades como Barcelona, Madrid o Valencia están creciendo y ya han ampliado el transporte público. Los malagueños estamos acostumbrados a estar en el Centro, pero a los que vienen de fuera les intentamos mostrar toda Málaga como provincia. Si llegas con una familia, vivir en el Centro no va a ser lo más fácil", señala Luis Guerra.
¿Qué le falta a Málaga a ojos de sus clientes? ¿Cómo compiten con grandes compañías de la relocalizaciones que organizan los aterrizajes en la Costa del Sol desde, por ejemplo, Barcelona? Y, sobre todo, ¿cómo se preocupan por que los beneficios de estas llegadas se queden en el propio ecosistema local?
Proveedores y conocimiento local
Welcome Málaga nació hace, aproximadamente, año y medio. Los distintos fundadores se dieron cuenta en conversaciones extralaborales de que llegada de empresas en su ciudad era constante... y, con ellos, los problemas asociados al aterrizaje. "Cada uno por su cuenta ya ayudábamos a trabajadores que llegaban para instalarse, así que pensamos que podíamos montar una empresa dedicada solo a eso", relata Guerra.
Son cuatro socios: dos mujeres y dos hombres, todos malagueños; dos abogados, un economista y una analista de datos. Los juristas del grupo, por ejemplo, se percataron de la oportunidad de una empresa de relocalización malagueña al recibir visitas constantes al despacho de nómadas digitales que les contrataban para lograr el permiso de residencia. "Es mucha gente que está viniendo... y no quiere estar de vacaciones", resume Guerra.
Así, crearon Welcome Málaga con el objetivo de ser "un nexo entre la empresa y los trabajadores y la ciudad", de una forma en la que sume a todos. "La empresa gana porque el empleado se adapta antes y es más productivo, el trabajador gana porque está más feliz y los proveedores locales ganan porque obtienen más clientes", explica.
"Nos diferenciamos del resto de empresas en que somos de Málaga y tenemos los proveedores locales y el conocimiento. Muchos tienen las empresas de relocalización en Barcelona, por ejemplo. No te van a gestionar una urgencia igual: yo cojo en un momento la moto y estoy en la casa que sea", argumenta el socio fundador de Welcome Málaga: "Somos solucionadores de problemas".
El proceso de aclimatación comienza un análisis previo de la persona a través del migrante a través de un formulario y una videollamada, tras lo que le ofrecen algunas opciones que piensan que se acomodan a sus necesidad: desde zonas para vivir hasta colegios para sus hijos y trámites legales básicos como la obtención del Número de Identificación de Extranjeros (NIE) o el permiso de residencia. "No somos una inmobiliaria, sino que tenemos socios", advierte.
La vivienda, principal problema
Uno de sus grandes quebraderos de cabeza actualmente es el de lograr viviendas apropiadas, y eso a pesar de que a los propietarios particulares "les gusta mucho el perfil tecnológico" para tenerlo como inquilino. "La vivienda es la preocupación principal. Pensamos que a nivel institucional debería hacerse una campaña más potente de transporte público para poder estar en 20 minutos en Málaga desde Benalmádena, un plan de apoyo para abrir la ciudad", propone este socio fundador de Welcome Málaga.
"En cuanto a alojamiento temporal no hay ningún problema, tenemos camas [hoteleras y de apartamentos turísticos] para todo el mundo; pero la [falta de] vivienda a largo plazo es lo que más les choca a los de fuera", traslada Luis Guerra: "Por ejemplo, encontrar un piso con vistas al mar en Benalmádena es posible, pero en el centro de Málaga y alrededores se está volviendo prohibitivo".
"Intentamos conectar a la pequeña empresa de Málaga con el trabajador que viene de fuera"
No es la única gestión que deben llevar a cabo: para los que tienen hijos, la preocupación "principal y casi única" es encontrar un colegio (internacional) para ellos. Además, la barrera del idioma hace que trámites como poner la red WiFi o estudiar el padrón se conviertan en odiseas para los recién aterrizados: "Llegar solo, sin nadie que te apoye, sin amigos, sin entender la burocracia... También es difícil".
"Nos cuidamos mucho de estar con gente de confianza y evitar las grandes empresas que se dedican a esto y no miran qué proveedor que se va a llevar el beneficio, por cuidar el ecosistema local. Si esto se gestiona desde Madrid o Barcelona, entramos en esa rueda de los grandes comercios. Nosotros intentamos conectar a la pequeña empresa de Málaga con el trabajador que viene de fuera", incide Luis Guerra.
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