En alguna habitación de un edificio de oficinas de Málaga, están reunidos unas dos o tres decenas de emprendedores. Es principios de la década pasada, y -entre pizzas, camisetas y ambiente distendido- charlan sobre sobre programación, servidores, problemas y cómo solucionarlos. Casi nadie en Málaga lo sabe todavía, pero allí se está fraguando el éxito de una generación dorada de empresas emergentes o startups de la Costa del Sol. Ni sus propios protagonistas lo sabían entonces.
Eran las BarCamp, un evento exportado de Estados Unidos y organizado anualmente en Málaga entre 2010 y 2013, en el que los VirusTotal, Uptodown, BeSoccer -entonces resultadosdefutbol.com- o TodoColeccion compartieron sin dobleces sus conocimientos unos con otros para conseguir dar un paso adelante a nivel colectivo. El éxito posterior de cada una de esas empresas da fe de que lo lograron.
EL ESPAÑOL de Málaga ha tenido acceso a las fotografías y los testimonios de los protagonists de aquellos encuentros, que en aquel momento pasaron bajar el radar en la mayoría de la ciudad -no sería hasta su última edición que ocuparía un lugar en la prensa local- y acabó resultando un antes y un después en la evolución del ecosistema local. Entre los momentos reflejados, instantáneas tan costumbristas como estas con el fundador de BeSoccer, Manu Heredia, pagando al repartidor de un cargamento de pizzas -que posteriormente su homólogo de Virustotal, Bernardo Quintero, se lleva a la boca-.
"Si yo no hubiera estado en esos BarCamp, la empresa a día de hoy no sería hoy lo que son. Te llegaba Joaquín y te decía: Oye, que los servidores ya no son en esto, son en aquello. Y lo pruebas y funciona. Son cosas que tú solo no las evolucionarías. Ahí pasé seguramente las 24 horas más importantes y más efectivas de la creación de BeSoccer", aseguró Heredia en una reciente entrevista colectiva con este periódico.
El origen del evento está en José Florido y Joaquín Cuenca; junto con Eduardo Manchón, los primeros emprendedores en vender una empresa española (Panoramio) a Google, en 2007. Cuenca, alicantino de nacimiento, se mudó a Málaga por amor y, cuando Florido viajaba a la Costa del Sol desde Silicon Valley cada año, quería conocer de primera mano que se cocía en el entonces incipiente hub de la Costa del Sol.
"Los BarCamp, visto con perspectiva, fueron más importantes de lo que parecía en ese momento. Aquello fue muy improvisado", reflexionó el CEO de Uptodown, Luis Hernández, en conversación con este medio. "¡En aquel momento no parecía importante!", le respondió Cuenca.
La clave del evento era que fuesen desarrolladores interesados genuinamente en cómo llevar más allá su producto, y nada más. Si alguien iba buscando nuevos clientes, estaba pasando una línea roja y, según palabras de Luis Hernández, era "supertalibanes en cuanto a quién iba a asistir o no".
"Podía hacer que no se compartiesen datos que nos interesaban, desviaban la atención y, si entra alguien vendiéndote la moto, se carga todo el evento", planteó Hernández.
Así, debían llegar todos con ánimo tanto de escuchar como de hablar, expresaban cada uno sus problemas y soluciones, se proponían temas de charlas que pudieran ser útiles en posits y, de ahí, salía el programa casi improvisado. Uno de los secretos: la certeza de que lo compartido se quedaría en un círculo de confianza y no se usaría en contra de nadie.
Actualmente, no son pocos los encuentros o quedadas que diversas comunidades crean para conectar laboralmente o presentar sus proyectos ante inversores, pero -según el análisis de Bernardo Quintero- no todas se parecen a aquellas ya legendarias Barcamp.
"Íbamos a contarnos nuestros problemas y vergüenzas a calzón quitado, buscando ideas y ayuda en el grupo. Allí íbamos a destripar los proyectos. Eso es incompatible con presentaciones a inversores y concursos", tuiteó el artífice de la llegada de Google a Málaga. En esa hilo de publicaciones, definió el concepto "emprendedores anónimos" -en relación a alcohólicos anónimos, donde los participantes deben compartir con confianza su situación y apoyar a los demás- como el que más se acercaba al espíritu del encuentro.
Pese a todo, visto el empuje de las nuevas generaciones de empresas emergentes -que aportaron este año 12 de las 100 startups más innovadoras en España-, no sería nada extraño volver a ver, mutatis mutandis, nuevas Barcamp próximamente. Claro que, igual que en aquellas reuniones pioneras, será el tiempo el que determinará su peso en la Málaga tecnológica de los próximos años.