Primero fueron los eventos masivos de cultura digital; luego, la escuela de formación y, finalmente, la Fábrica del Videojuego. En menos de una década, Málaga ha pasado de ser un lugar donde "no había nada" en cuanto a el sector lúdico electrónico a convertirse en el hub de referencia en el sur de España. Una evolución con enfoque vertical comandada por la compañía Kaiju, que ahora replicará ese mismo sistema escalonado en la capital andaluza, Sevilla.
En conversación con EL ESPAÑOL de Málaga, el confudador de Kaiju Miguel Ramos explica que la estrategia de evento-escuela-comunidad es "exactamente la misma" que se aplicará en la capital andaluza, con la que buscan "hacer un eje Málaga-Sevilla". "Nuestro concepto, que toca los 360 grados del videojuego contando con formación, eventos y desarrollo, es único en España", asegura Ramos.
La primera zancada será la celebración en FIBES, el Palacio de Congresos y Exposiciones de la ciudad del Guadalquivir, del Sevilla Gaming Xperience, donde esperan reunir el 26 y 27 de marzo a más de 10.000 personas. El siguiente paso: "La escuela allí tendríamos que haberla abierto hace casi 2 años; pero, justo cuando íbamos a empezar, llegó la pandemia y nos echó un poco el plan al traste. Para marzo, deberíamos estar asentados allí", prevé Ramos.
"Somos malagueños y tenemos al 200% ese sentimiento de que Málaga es lo mejor del mundo, pero tiene sentido ese eje y esa alianza con Sevilla -que es la capital de Andalucía, tiene más población y, de hecho, históricamente tiene más tradición de desarrollo-", defiende el cofundador de Kaiju, que planea por tanto una expansión más veloz que en Málaga, donde el crecimiento fue orgánico.
En Sevilla, además, cuentan con el apoyo del Ayuntamiento para la celebración del Gaming Xperience y tienen entre sus socios a la empresa Viva Games, "la mayor creadora de videojuegos de Andalucía", con quienes finalmente planean abrir una gran sede en la capital andaluza.
De páramo a 'hub'
Miguel Ramos recuerda que en 2001, cuando comenzó a trabajar en la que era "la única empresa que hacía videojuegos entonces en Andalucía", tenían que usar motores de desarrollo propios y era "un infierno".
Junto con sus hermanos Carlos -especializado en temas de marketing y eventos- y Javier -con el foco inicial en el turismo, actualmente CEO de Kaiju-, los Ramos empezaron hace una década a caldear el ambiente para terminar lanzando Gamépolis en 2013. Fue el primer paso para la creación del hub en Málaga: un evento sobre el mundo del videojuego y todo lo que le rodea, con un enfoque "muy divulgativo" que sirve "para encender bombillas".
"Por aquel entonces, en Málaga no existía nada. Gamépolis sirvió para catalizar el interés en los videojuegos", explica Miguel Ramos.
En 2017 lanzaron la Escuela Superior de Videojuegos y Arte Digital (EVAD), su amplísimo y potente centro de formación, y FreakCon, un evento de la cultura popular más friki en el que caben cine, series o cómics. Junto con Gamépolis, que hoy día es la primera parada española en la que Nintendo presenta sus novedades en primicia, suman decenas de miles de visitantes anuales y pusieron a la capital de la Costa del Sol en el mapa del mundillo.
"Muchos decían: Pero, ¿y por qué Málaga? ¿Qué es Málaga? Muchos ni conocían el Palacio de Congresos. Había una sensación de que, Despeñaperros para abajo, esto era el norte de África y todo pasaba en Madrid y Barcelona. Esa es una de las cosas que queríamos romper: Oye, aquí pasan cosas, de verdad, poquito, pero pasan cosas. ¡Pero es que ahora pasa mucho!", dice Ramos.
Junto con los eventos y la formación, la tercera pata es el desarrollo de sus propios videojuegos, una rama en la que cuentan con su propio incubadora de proyectos innovadores, entre ellos, los que forman parte del programa PlayStation Talent, en el que Sony -del que son socios principales en Andalucía- busca jóvenes talentos entre estudiantes para darle espacio en su plataforma.
Participaron también en las comisiones políticas que terminaron por dar luz verde a la creación del hoy influyente Polo de Contenidos Digitales y en 2018 lanzaron su Fábrica del Videojuego, una macrosede de más de 1.200 metros cuadrados cercana a Teatinos y dedicada en vertical al sector del entretenimiento electrónico, desde aularios para la escuela hasta auditorios para eventos u oficinas para desarrollo.
En Kaiju, que destacan su apuesta basada en el capital privado y ven deseable más apoyo económico desde las instituciones públicas, se sienten en definitiva responsables de que el del entretenimiento electrónico sea uno de los sectores en los que Málaga se ha situado con pujanza en el ecosistema tecnológico nacional: "Practicamente todo el mundo que está aquí haciendo algo de videojuegos tiene relación, o ha pasado por aquí, o sabemos de donde viene", resume Miguel Ramos.
Entonces, ¿está asentado ya el hub de la Costa del Sol? "¡Qué va, qué va! Aquí está todo por hacer. Hay varios actores que ya están funcionando, mucha gente con ganas de hacer cosas pero que no son capaces de facturar un duro. No nos ha pasado como Barcelona o Madrid, donde se están implantando empresas grandes internacionales. Allí hay un montón que todavía no están en Andalucía", otea el cofundador de Kaiju. Y el eje Málaga-Sevilla será su carta clave para terminar de lograrlo.