Entre 40 y 60 años, en pocos proyectos, pero muy involucrados y acompañados de otros personas. Ese sería el retrato robot del business angel tipo en la región, de acuerdo con el informe Perfil del Inversor Angel en Andalucía, que desgrana algunas de las claves para comprender los intereses y preferencias de estos actores clave en el ecosistema de empresas emergentes.
La característica más clara es la de la edad: el 83% de los inversores ángel está en la mediana edad, de los 40 a los 60 años. En ese intervalo, muchos de ellos ya cuenta con un bagaje profesional adecuado para ser solventes a la hora de afrontar sus inversiones y una trayectoria amplia en el sector, además de la red de contactos necesaria.
Según los datos del documento, presentado por la Asociación Andaluza de Business Angels Networks (Aaban) con la colaboración de Promálaga, el 54% de los inversores ángel en Andalucía prefiere poner su dinero junto con otro business angel, frente al 50% que afirmaba lo mismo en el informe del año anterior.
Las inversiones resultan muy concretas y escogidas, no tanto al peso, y es que seis de cada diez business angel cuenta con menos de cuatro startups en cartera, mientras que el 27,5% ha apostado por entre cuatro y diez startups, un dato que refleja la juventud del sector en la región, según concluye el informe. Solo el 12,5% cuenta con más de 11 startups en cartera.
Es quizás por ello que la labor de estos inversores ángel no suele limitarse a la aportación de capital. En torno a un 61% de ellos afirma involucrarse en la búsqueda de clientes o contacto clave, mientras que en un 44% entra directamente como miembros del consejo de administración. Tan solo un 15% queda totalmente al margen de los proyectos que financian.
A la hora de elegir un proyecto sobre otro, el equipo es el criterio más importante para el 31% de los inversores encuestados. El potencial de crecimiento (25%) y el concepto de negocio (24%) le siguen, mientras que los principales problemas están la falta de capacidad del equipo para desarrollar un proyecto (para el 19%), la poca escalabilidad (14%) y los problemas de personalidad en el grupo (13%).
Respecto a los propios business angel, están claramente a favor de una mejora de la fiscalidad para este tipo de inversiones (en un 78%), al igual que de instrumentos de coinversión público-privada y mayor transparencia en el ecosistema (44%).
Un 36,6% de los inversores declara tener un horizonte de inversión de entre 3 y 5 años, mientras que un 26,8% afirma estar entre los cinco y diez años. Solo un 7,3% plantea un horizonte temporal superior a la década; pero, según concluyen en el informe, es un incremento sensible respecto al 2% del año anterior y las cifras "parecen indicar una tendencia a incrementar el horizonte temporal de las inversiones".
Además, como no podía ser de otra forma, también la pandemia ha dejado su huella en los datos de este informe: se ha disparado la inversión en startups tecnológicas... y del sector salud.