El director general del Málaga TechPark (antiguo PTA), Felipe Romera, no se cansa de repetirlo en conferencias y entrevistas. Ni nuevo Silicon Valley, ni California de Europa, ni tampoco Barcelona 2.0.
"Aquello es otra cosa, pongámonos en referencia. Aquí podemos ser una referencia de ecosistema pequeño-mediano", afirmó Romera en un reciente evento sobre el atractivo para nómadas digitales de la provincia, "un lugar pequeño donde ocurren cosas y en el que será muy apetecible para vivir y trabajar". Ni más, ni menos.
Hasta el momento, la narrativa oficial de la Málaga tecnológica —protagonista recurrente en reportajes, clasificaciones y entrevistas en medios nacionales, internacionales y especializados preguntándose por el repentino éxito del ecosistema andaluz— había girado en torno al enorme potencial para convertirse en todos esos referentes globales pasados. Esa "nueva Barcelona" o "Silicon Valley del sur de Europa" parecían ser los eslóganes que definían la nueva pujanza de Málaga y copaban los titulares.
Ahora que el tejido innovador y de empresas emergentes o startups es cada vez más tangente, son los propios impulsores del ecosistema los que advierten del peligro de la arrogancia y de la importancia de la humildad, el trabajo duro y los referentes sostenibles para que todo ese potencial de la Málaga tecnológica fructifique en un hub maduro.
"En Málaga están pasando cosas, pero es que están pasando cosas en muchos sitios", reconoció el emprendedor e inversor malagueño Álvaro Villacorta en el Demium Roadshow. Él lidera el fondo Think Bigger Capital, el más activo del sur de Europa y asociado a Demium, y conoce de primera mano ese crecimiento de otros ecosistemas vecinos. Su inversora de talento nació justamente en uno de los espejos en los que la Málaga de las startup se mira, Valencia —con mucho más capital riesgo para sus empresas emergentes tecnológicas—, y tiene sede en otro de los grandes polos de atracción tecnológicos ibéricos, Lisboa.
Un nuevo actor clave en el ecosistema también apunta en esa dirección. El CEO del fondo de capital riesgo Startup Wise Guys —uno de los más activos del continente y recién aterrizado al Polo Nacional de Contenidos Digitales—, el español Cristóbal Alonso, explicó en conversación con este periódico que justamente no ser uno de esas grandes capitales ya asentadas es clave para convertirse en un lugar atractivo.
"Nosotros no queríamos ir a un ecosistema muy creado, somos más disruptivos. Madrid y Barcelona ya tuvieron su momentum, yo lo que quiero es crear otro Lisboa. Es un ecosistema con una parte portuguesa, pero mucho espacio para empresas internacionales", desarrolló Alonso. También el CEO de Uptodown, Luis Hernández, señaló al vecino ibérico como ejemplo incluso a nivel fiscal para posicionarse a nivel global.
El presidente de Nómadas Digitales Corporativos, José Almansa, lo planteó claro: "No tiene que ser Silicon Valley, California, ni nada por el estilo. Málaga ya es una marca, es mejor que en otros sitios digan: Quiero ser la Málaga de aquí. Hay que crear su propio relato", aseguró, tras lo que defendió un ecosistema con "su propia identidad, su propia marca, y la capacidad de hacer algo diferente: ahí es donde tiene valor".