Cuando Jorge Benavides e Izan Amador presentaron su trabajo La Caja en clase, establecieron su gran objetivo final: que el proyecto le llegase a Bernardo Quintero, fundador de Virustotal y responsable de la llegada de Google a Málaga. Estos dos estudiantes de Ingeniería Electrónica, Robótica y Mecatrónica en la UMA terminaron logrando su objetivo y fueron recibidos por el equipo del gigante tecnológico, que respondió entusiasmado a su idea. Todo, siguiendo las indicaciones de Chiquito de la Calzada.
En una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga, Amador y Benavides (22 años ambos) explican que en la asignatura Informática Industrial le propusieron hacer un huerto con sensores para medir la humedad y demás. "Queríamos hacer que tuviera que ver con el Internet de las cosas (IoT) para cumplir la asignatura, con Málaga y con el arte. No es un proyecto que técnicamente sea una locura, pero tiene gracia y arte. Pensamos que en un juego podíamos meterlo todo", desarrolla Amador.
El resultado es La Caja, un rudimentario pero efectivo prototipo de juego de escape o escape room autocontenido. Dentro de la partida, el objetivo es resolver una serie de acertijos y rompecabezas relacionados con las matemáticas y la ingeniería para ser contratado para el Centro de Ciberseguridad de Google en Málaga. Para ello, contarás con la ayuda del legendario humorista Chiquito de la Calzada, cuya voz recreada por inteligencia artificial te va guiando durante el proceso.
"El día que fuimos a Google fue increíble. Yo con 13 años vi el vídeo en el que Chema Alonso hablaba de Bernardo Quintero, y me preguntaba quién era y por qué no podrá salir de Málaga. Ir allí fue un sueño, tiene mucho misticismo", afirma Benavides.
"Las conversaciones que tuvimos de tecnología allí... ¡Sabían de todo! ¡Esta gente está a otro nivel! Es como ser un chaval al que le gusta el fútbol y conocer a Messi. ¡Y cuando sacaron el futbolín! ¡El famoso futbolín!", corrobora Amador: "Fue muy gratificante, se abrieron muchísimo".
Fue el premio a un proyecto de varios meses entre placas, códigos y demás; en el que han trabajado "súper a gusto": "Yo soy un poco bocazas y expliqué el proyecto en el aire. Nadie de la clase se enteraba de nada, nos dijeron que era muy complejo y que no se podía hacer, que no nos metiéramos en ese berenjenal", cuenta Benavides.
Al principio, presentaron el proyecto solo teóricamente; pero decidieron finalmente construirlo, e incluye un teclado numérico, un joystick de dirección, cinco interruptores, botones y hasta un barco de papel. Además, se precisan de dos móviles inteligentes para jugar la partida, que dura en torno a una media hora y requiere de habilidades de pensamiento lateral.
"Hemos tocado todas las fases, desde concepción hasta validación, servidores, experiencia de usuario, márketing... Y herramientas por un tubo. Hemos usado todas las herramientas que conocíamos", afirma Benavides. Entre ellas, han aplicado los últimos instrumentos de inteligencia artificial generativa tanto de voz, como de texto e imágenes.
Y así, también han satisfecho por el momento su inquietud emprendedora: "Queríamos desarrollar un producto, y creo que se ve. Queríamos hacer algo desde cero que tuviera forma de producto y nos inventamos esto", añade Amador.
"A corto plazo, nos gustaría trabajar aquí, en el parque tecnológico. A largo plazo, queremos emprender los dos juntos. Nos gusta Málaga, somos jóvenes y necesitamos esa experiencia de tocar el mercado laboral, pero obviamente nos gusta la marcha", prevé Izan Amador. "Montar algo que funcione es muy gratificante", suma su compañero.
Y, por su lado, La Caja también puede tener aún más recorrido tras cumplir su función de llegar a Google: "No lo hemos hecho por buscarle un rédito económico; sino por diversión e intentar hacer algo de verdad, focalizar esfuerzos en algo que esté guapo. Pero luego, han venido cosas y han surgido oportunidades", explica Amador, sin querer desvelar más.