Lo ha vivido en sus propias carnes. El emprendedor colombiano Harold Correa llegó a España hace más de una década en una situación complicada, trabajó en todo tipo de empleos precarios y se enfrentó a la exclusión financiera: mientras no tuviera papeles, no podía contar con una cuenta bancaria. "Soy un inmigrante que no vino privilegiado, sino para buscarme la vida", explica Correa en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga.

"Yo he trabajado aquí de repartidor, en la construcción, de camarero, en todo lo que te puedas imaginar que un inmigrante sin papeles trabaje, mientras me pagaba los estudios. Vengo de una familia bastante pobre. No ha sido fácil, dormí en parques y en albergues; pero eso me hizo fuerte", asegura: "Por eso tengo la misión de ayudar a todos los inmigrantes. Sé que muchos están viviendo ahora lo mismo y no es justo que en Europa en pleno siglo XXI siga pasando esto".

Ahora, Correa ha creado desde Málaga una aplicación bancaria enfocada a inmigrantes hispanoamericanos que viven en España, pero por su situación irregular no pueden abrir cuentas de crédito. Se llama MyTrébol y él la define como "el primer centro financiero de inmigrantes en Europa".

Esta startup permite "abrir una cuenta bancaria en cinco minutos tan solo con el pasaporte" y "acceder a una tarjeta virtual y a una cuenta bancaria al momento, además de muchas más cosas como nanocréditos", desarrolla el emprendedor colombiano.

Además de su propia experiencia personal como migrante, Harold Correa también ha tomado los aprendizajes de trabajar en una gran corporación bancaria enfocado en latinoamericanos residentes en Europa. Se dio cuenta de que las dificultades para abrir una cuenta bancaria solo con el pasaporte era una de las grandes limitaciones de esta comunidad, al igual que él ya la había sufrido anteriormente, y se planteó "conseguir que esta injusticia parara".

"La exclusión financiera supone pobreza y no ir más allá de tus posibilidades. Una población que no tiene acceso a la bancarización es una población olvidada a la que le cuesta mucho más emprender y avanzar en su vida", argumenta el colombiano. Por el contrario, tener una cuenta "les facilita la vida diaria". "La inmensa mayoría de los inmigrantes en Europa trabaja, pero recibe el dinero en mano. Con la bancarización, se evita tener que guardar el dinero en sus casas o hacer filas para enviarlo a sus países", incide.

Correa relata que ha sido un proceso largo poder conseguir la licencia para poder abrir cuentas en cualquier país europeo solo con el pasaporte: "Todas las entidades bancarias me dijeron que no se podía, pero la ley europea sí lo permite", subraya. Ahora, su equipo tecnológico está terminando de construir el software para lanzarlo este año e incluso planean una ronda de inversión de unos 500.000 euros.

"Nuestro fuerte está en que somos el primer centro financiero de inmigrantes en Europa. No damos solo una cuenta bancaria, es mucho más", afirma. Aunque quiere reservarse algunas de las funcionalidades que tendrá para el lanzamiento, adelanta que contará con microcréditos, posibilidad de envío dinero y de pagos de facturas en Latinoamérica desde Europa, entre otros. "Damos el producto que realmente necesitan los inmigrantes porque somos inmigrantes. Lo he vivido y sabemos qué les estamos ofreciendo", sostiene el fundador de MyTrébol.

El carácter global de su proyecto no se ha opuesto a su origen local: Correa ha participado en eventos del parque tecnológico, ha contado con orientación del Ayuntamiento de Málaga y cree que el ecosistema tecnológico de la Costa del Sol "cada día va creciendo un poco más". "Siempre faltan cosas, pero de hace unos años hasta aquí y desde las instituciones me he sentido apoyado en algunos momentos. Los emprendedores son los que realmente van a sacar adelante un país", señala.

Según datos facilitados por la propia startup, actualmente ya cuentan con unas 37.000 personas en listas de espera para abrirse una cuenta en su aplicación. Y son muy ambiciosos: "Todo inmigrante que llegue a Europa necesitará de los productos de MyTrébol", concluye Harold Correa.

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