Las innovaciones moldean la vida de todas las personas y disciplinas, no solo de los profesionales de la tecnología; y por eso todos deberíamos tener el deber de entenderlas y el derecho de tener voz sobre cómo deben desarrollarse. Ese es el espíritu que cada verano reúne en Málaga a expertos de referencia internacional en la Escuela de Verano de Historia del Arte Digital (DAHSS, por sus siglas en inglés), con un objetivo: aproximar un poquito las viejas trincheras entre las ciencias y las letras.
Esta semana se ha celebrado en el Polo Nacional de Contenidos Digitales la octava edición de este programa, cuya primera edición se celebró en 2016 por iniciativa de la Universidad de Málaga, la Universidad de Berkeley y la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich. A lo largo de su trayectoria, han contado con hasta 55 nacionalidades y 80 instituciones distintas representadas.
"La idea de esta escuela de verano es formar a personas que trabajan en el campo cultural en tecnologías computacionales, como inteligencia artificial, big data o Blockchain", explica su principal impulsora y directora del laboratorio de investigación en historia del arte digital iArtHIS_lab, Nuria Rodríguez Ortega, en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga.
Este año, reconoce, la IA y los modelos generativos están "muy presentes". Con ellos, se plantean cómo incrementar el conocimiento en historia del arte o cómo hacer que los objetos culturales sean "más comprensibles y accesibles para el público". Durante el DAHSS, los 30 participantes tendrán "una discusión crítica sobre cómo la tecnología está cambiando el ámbito cultural", al mismo tiempo que aprenderán más sobre ella mediante "proyectos propios que presentan al final del curso".
Lo hacen desde el enfoque de la historia del arte digital, un campo de investigación "relativamente nuevo" que explora "de qué manera el desarrollo tecnológico contemporáneo puede ayudar a plantear nuevas preguntas en el campo de las humanidades y, en nuestro caso, de la historia del arte"; explica Rodríguez.
"Todo campo de conocimiento tiene que estar acorde a la tecnología de su tiempo, no podemos ir a destiempo", argumenta la directora del DAHSS: "Además, en un mundo tan hipertecnificado como el nuestro, necesitamos nuevos acercamientos para estudiar una tecnología que nos concierne, modela y transforma a todos".
Para ella, es muy importante entender que la tecnología no es "neutra" sino que también es "una construcción y una producción cultural": "Las humanidades también tenemos cosas que decir respecto a cómo nos afecta y transforma, sobre qué tipo de tecnología queremos para el futuro. Si no, solo queda en mano de determinados sectores".
"Todavía está muy presente esa brecha entre tecnología y cultura, entre ciencias y humanidades, que es una brecha artificiosa", se lamenta la catedrática: "Pero en eventos como este, uno descubre que hay más puntos en común entre el humanista y el tecnólogo".
Ella cree que esa "cierta suspicacia" que aún existe debe romperse desde ambos lados: también formando a los desarrolladores de esa tecnología en conocimientos "culturales, humanísticos, críticos": "Todavía queda por recorrer un camino de entender la tecnología computacional con otra perspectiva. Creo que con este tipo de iniciativas lo conseguiremos".
"Las grandes revoluciones científicas no se han producido por inventar nuevas tecnologías, sino cuando hemos cambiado las preguntas con las que apelamos a la realidad. Estoy convencida de que el pensamiento computacional abre nuevas maneras de ver el mundo cultural", plantea Rodríguez: "Además, los problemas que confrontamos a nivel global son tan complejos que no entiende de marcos disciplinares. Para poder resolver cuestiones como la climática o la migratoria, tenemos que aprender a conjugar distintos puntos de vistas de distintas disciplinas".
En esa línea de trabajo se sitúa el DAHSS, que este año ha contado con la participación de la empresa malagueña Freepik y la Cátedra Telefónica-UMA "5G, cultura digital y tecnologías de última generación para la sociedad". Así, varios actores del ecosistema innovador de la ciudad se conjugan para conseguir que esta siga siendo cada verano un referente en estas humanidades digitales.
"Esto es un resultado del ecosistema completo de Málaga: de una Universidad que apuesta por esta convergencia entre tecnología y cultura, de tener este entorno en el Polo Digital y en 42, y de las empresas tecnológicas locales", subraya Nuria Rodríguez. Una coalición transversal por un mundo también más transversal.
Noticias relacionadas
- Flashia, el fotomatón que te mete literalmente en el arte de los museos gracias a la inteligencia artificial
- Málaga ya tuvo su auge tecnológico en el siglo XIX: así se creó (y se perdió) el 'boom' industrial
- Voice Powered Brands, la 'startup' que da voz a las empresas con podcasts de inteligencia artificial