Tal día como hoy pero de hace siete años, el Metro de Málaga inició su explotación comercial. Una jornada antes, atestado de autoridades públicas y representantes de la sociedad malagueña, tuvo lugar el primer viaje del ferrocarril urbano. Siete años después, el suburbano es parte inseparable de la capital de la Costa del Sol, cuyos ciudadanos lo han convertido, pese a sus limitaciones físicas evidentes, en un modo habitual de transporte.
Pero esta simbiosis, aún embrionaria ante la necesidad de que la infraestructura alcance su verdadera dimensión con la ansiada llegada al Centro, tiene un coste económico que muchos parecen desconocer.
Una simple referencia permite fijar la dimensión del proyecto: cada uno de los pasajeros que hasta la fecha se han subido a los coches del Metro ha costado a las arcas autonómicas del orden de 13,5 euros.
Ese es el precio real del billete en el intervalo ya transcurrido desde la inauguración del proyecto, el 30 de julio de 2014, hasta el 30 de julio de 2021. En este tiempo el cómputo de usuarios asciende hasta los 37,1 millones, muy lejos de las expectativas generadas cuando se sentaron las bases del proyecto.
Unos meses en los que las aportaciones económicas a las que se ha visto obligada, por el momento en solitario, la Junta de Andalucía, alcanzan los 500 millones de euros. Un montante del que forma parte no sólo la necesaria subvención para abaratar el trayecto a los pasajeros (diferencia de lo que paga el usuario y la tarifa técnica), sino también la compensación que realiza anualmente a la concesionaria de la explotación, Metro de Málaga, por los retrasos en la terminación de la infraestructura.
El problema al que se enfrenta la Administración regional es que este escenario adverso tendrá continuidad aún durante varios ejercicios. La última revisión contractual, formalizada a finales de 2020, extiende el bautizado como periodo concesional al menos hasta finales de 2027, que es cuando se estima que los trenes podrán llegar al entorno del Hospital Civil. Incluso, precisa las cantidades a abonar a los socios privados en los años 2022, 2023, 2024, 2025, 2026 y 2027, con una suma total de 640 millones de euros.
El nuevo contrato del Metro incluye compensaciones por 640 millones entre el año 2022 y 2027, cuando se prevé que el Metro llegue al entorno del Hospital Civil.
En los orígenes del proyecto, a finales de 2014, los valores puestos sobre la mesa apuntaban a una demanda superior a los 17 millones anuales. Bien es cierto que en aquellos días se estimaba una inversión para la construcción de las líneas 1 y 2 de unos 360 millones de euros. Ahora se sabe que superarán los 900 millones.
Todos los parámetros iniciales se han ido transformando con el paso de los años. No solo por el coste final estimado, sino también por los plazos de terminación, que de febrero de 2009 pasa ya a finales de 2022, en el caso de la llegada al Centro, y 2027 para alcanzar el Civil.
El reajuste aplicado al proyecto hace que la demanda prevista sea de casi 21 millones una vez quede completada la red ferroviaria. Algo menos, unos 17 millones, cuando los trenes sean capaces de pasar de El Perchel hasta la estación Atarazanas, en el lateral norte de la Alameda.
Esta es la realidad en la que se mueve un proyecto trascendente para la ciudad de Málaga, que sopla sus primeras siete velas con la mirada puesta en el Centro, a donde aspira a llegar en algo más de un año. Los avances para lograr este hito son evidentes, aunque los mismos no pueden esconder el complejo escenario económico sobre el que se asienta el suburbano.