"Un uso público del suelo de la torre del puerto de Málaga acallaría las críticas respecto a lo espurio del proyecto"
El decano del Colegio de Arquitectos, Francisco Sarabia, pone en duda el beneficio que el hotel tendrá de manera directa para la ciudadanía.
17 agosto, 2021 07:30Noticias relacionadas
Más que una entrevista se trata de una conversación con el decano del Colegio de Arquitectos de Málaga, Francisco Sarabia. La charla, amplia en el tiempo y en los asuntos tratados, arranca junto a la Farola y concluye en el otro extremo del paseo, junto al Cubo del Centro Pompidou. El trayecto, en condiciones normales de apenas unos minutos a paso ligero, se alarga más de media hora de reloj. En medio, la torre del puerto, el Málaga Palacio, el Astoria, el tercer hospital…
Estamos junto a la Farola. Desde este punto y mirando hacia el dique de Levante, ¿cómo se imagina el hotel que se ha proyectado en esa zona?
Prefiero dejar ese ejercicio para otro momento porque cada paso que se da en el asunto parece que se pone más en cuestión el futuro de la torre. Para qué invertir recursos en algo que no está 100% claro.
¿Qué pálpito tiene?
Después de un arranque muy rápido, con mucho ímpetu por parte de los promotores y el apoyo de las administraciones, parece que se están calmando las aguas, haciéndose un análisis más pausado y están saliendo más sombras que luces.
Cuando habla de diferentes ámbitos, el único nuevo es el del Ministerio de Cultura. El alcalde vuelve a defender las bondades del proyecto y asegura que si es por el impacto más tiene La Malagueta o el muelle 9.
Eso me recuerda a mí el impacto que produce el Málaga Palacio, pero son hechos consumados y sobre los que no tenemos capacidad de decisión, propositiva al menos, sin que sea traumática. En cambio, en la torre del puerto todavía podemos darnos tiempo para repensarlo y llegar a la mejor solución.
El nuevo informe de Cultura hay que tomarlo de manera relativa y será un dato más. No hay que ponerlo sobre la palestra diciendo que es lo que vale. Hay otros que tienen el mismo valor. A medida que las opiniones se distancian del fragor local parecen más asépticos, más objetivos. Entiendo que debe ser considerado por parte de las administraciones concernidas.
¿Coincide con las conclusiones del informe, en el sentido de que hay una clara incidencia sobre el Centro Histórico?
Esencialmente, sí. Es verdad que son cuestiones de percepción, hay que vivir en la ciudad, conocerla. Todos sabemos que la terminal de cruceros está alejada de la ciudadanía, no de la ciudad, pero pasa desapercibida visualmente. La sensación es que es un centro productivo, en cambio, la torre sí va a causar más presión sobre el subconsciente del ciudadano.
Por lo que entiendo, cree que hay tiempo para reflexionar. Pero la impresión es que ninguna de las instituciones implicadas va a variar su modelo. Salvo que haya una instancia superior.
Está claro que si el Gobierno no presta su conformidad no saldrá adelante. Sí he visto variar el discurso desde los primeros días, en los que nos vimos sorprendidos con algo más que el anuncio de una torre. Las posturas estaban muy firmes, tanto desde el Puerto, cuando estaba Paulino Plata; como desde el Ayuntamiento. Pero a medida que ha pasado el tiempo el alcalde ha hecho algún comentario y desde la bancada socialista han planteado alguna duda. No veo tanto monolitismo en torno al proyecto. Eso me parece bien porque queremos la mejor solución para la ciudad.
Ustedes cuestionaron en su momento que una parcela pública fuese destinada a uso privado. ¿Siguen en la idea de que lo ideal sería darle un uso público?
Un uso público en ese terreno acallaría mucho las críticas respecto a lo espurio de la finalidad actual. Una de las cuestiones que se pone sobre la mesa es que el operador no es hotelero, sino que es un inversor. Y aunque el canon repercutirá en las arcas públicas, en el Puerto, el uso en definitiva será para los viajeros que vengan a instalarse en él. La decisión es dudosa en cuanto a que la ciudad de Málaga no ve repercusión en su beneficio. Un uso público, cualquier uso ciudadano, sería mejor entendido.
El Colegio presentó batalla con el procedimiento del tercer hospital. ¿Mantiene viva la pugna judicial?
Sí. Lo único que se resolvió fueron las medidas cautelares pedidas por el Colegio. La sentencia es entendible. El juzgado consideró que prevalece el interés común de la ciudadanía de tener un hospital sobre el interés de un colectivo reducido de arquitectos sobre la vulneración de una ley en la contratación del anteproyecto. Sigue en discusión el fondo de la cuestión. La Junta juega con que lo dilatado de los procedimientos judiciales va en su favor.
Si cuando se resuelva el pleito está construido el proyecto, no afectará; sólo supondrá una indemnización, pero seguro que se gastan más en manivelas de puertas del hospital que lo que pueda costar la acción. Pero el inconveniente es que la Justicia, igual que ha resuelto rápidamente las medidas cautelares, resuelva el fondo del pleito y el hospital esté a medio hacer. Eso significará que habrá que parar la operación y reiniciar todo.
De lo que ha podido ver del diseño. ¿Cómo lo valora?
Lo que se puede constatar es que los equipos tienen solvencia. El Estudio Lamela es de reconocido prestigio. Confiamos en que sea un buen proyecto. Lo que pediría, desde el ámbito ciudad, es que el entorno del hospital sea evaluado, tratado y contemplado. La inversión del hospital no se acaba en el recinto.
Sin entrar a valorar la ubicación, que ya está, que se tengan en cuenta las repercusiones de un equipamiento de esa magnitud. Es una zona muy consolidada que va a requerir ciertas actuaciones.
En su día le dio cierto dolor de cabeza la alusión que en un documento del Colegio de Arquitectos se hacía respecto a la demolición del Málaga Palacio. ¿Cree posible que algún día eso ocurra?
A título individual es como preguntarse qué haría uno si le tocase la lotería. A corto plazo no lo veo porque eso necesitaría que a la ciudad le tocase la lotería. Otra cosa es el edificio Gibralfaro, muy atomizado en la propiedad y que poco a poco podría permitir ciertos acuerdos con los dueños.
Pero ¿quién iba a decir a principios del siglo XX que la ciudad iba a tener un levantamiento de su historia a través de investigaciones arqueológicas sufragadas por los particulares? Quizás dentro de 100 o 200 años se le dé más valor a las vistas y al valor patrimonial de Málaga y ese hecho arquitectónico que es el Málaga Palacio se valore.
Quizás dentro de 100 o 200 años se le dé más valor a las vistas y al valor patrimonial de Málaga y ese hecho arquitectónico que es el Málaga Palacio se valore
Hablando de restos arqueológicos. Lo más reciente es el encontrado en el Astoria. El Colegio de Arquitectos defiende cerrar la plaza en ese lateral. ¿Qué le parece la idea del alcalde de invitar a ciertos arquitectos de nivel internacional?
Todo lo que sea abrir la amplia concurrencia está bien. Nos estamos encontrando en las administraciones cierta reticencia a abrir la puerta a concursos en los que participen muchos arquitectos y eso es porque les genera trabajo y consumo de recursos.
Es cierto que acudir a firmas de reconocida solvencia ayudará, la lástima es que esa reconocida solvencia se busca fuera de Málaga. Habría que buscar la mejor opción y eso está entre los mejores. Hay que abrir la puerta a que jóvenes profesionales se abran camino y nosotros defendemos que sea lo más público posible.
Los últimos datos de visado de viviendas y de ventas constatan la reactivación del sector.
El nuestro es un sector que no ha parado pese a la pandemia. Se ha ido trabajando. Hemos tenido un pequeño parón motivado por la incertidumbre del capital, que paralizó ciertas tomas de decisiones. Sabíamos que iba a haber rebote porque Málaga es foco de atracción de inversiones.
Málaga está de moda, se están haciendo bien las cosas. Pero hay que recordar que hay escasez importante de mano de obra y materia prima. Cuando terminó el confinamiento reclamamos una ayuda para la construcción y es algo que no se ha tenido en cuenta. Nuestro sector requiere mucha mano de obra y de diferente especialización. Se debe aprovechar la capacidad de generación de puestos de trabajo para salir de la crisis.