No hay parcela en el Centro Histórico de Málaga que no guarde su propio secreto. Enterrado, latente, solo a la espera de que alguien lo encuentre. Pero real. Bien lo sabe el Ayuntamiento, que en su condición de promotor ha sacado a la luz restos de entidad suficiente para que la Junta de Andalucía haya dictaminado la necesidad de salvaguardarlos in situ en el solar de los antiguos cines Astoria y Victoria.
Un episodio que si bien por su extensión y trascendencia adquiere dimensión propia no es único en la ciudad vieja. Esa misma en la que antaño se asentaron musulmanes y romanos, entre otros; esa misma en la que, a cada poco, se conocen hallazgos con los que enriquecer el conocimiento de lo antiguo.
Y es justamente eso lo que ha ocurrido en una pequeña pastilla de suelo situada a las espaldas del conocido bar El Pimpi; emplazada entre la calle Alcazabilla, que se toca con el Teatro Romano, y la calle Granada. Un terreno cedido por el Ayuntamiento a la comunidad israelí para la construcción de un centro cultural.
El avance de los trabajos arqueológicos en el sector, iniciados a principios de año, ha permitido documentar "una amplia sala que formaba parte de unas termas (baños) de cronología romana". Un descubrimiento relevante que, según los datos conocidos por EL ESPAÑOL de Málaga, puede corresponder a la etapa del Imperio (S. I-II d.C), "siendo ya inutilizadas para el S. III-IV d.C para ser, casi con certeza, sepultadas bajo la factoría de salazones que ocupa todo el área para época tardorromana".
"Su escasa profundidad respecto a la actual calle ha supuesto que prácticamente sobre su estrato de abandono se sucedan los rellenos actuales; se encuentran en buen estado de conservación y calidad edificatoria", resaltan las fuentes consultadas, que advierten que aún está activa la fase de estudio de los materiales documentados.
Detallado lo encontrado, queda por determinar su futuro. Y ello, en buena medida, dependerá de los informes finales por parte de los arqueólogos que intervienen sobre la excavación y de las correspondientes resoluciones que habrá de emitir la Delegación de Cultura. Otro factor a tomar en consideración es hasta qué punto este hallazgo afecta al futuro del equipamiento cultural, dado lo complejo que podría suponer la integración de los restos.
El deseo de los promotores es el de levantar un complejo en el que dar cabida, entre otros usos, a uno de los museos más modernos y tecnológicos de España. La inversión estimada es de unos 4,5 millones de euros, mientras que el plazo de ejecución se calcula en unos dos años. A lo prolongado de este calendario contribuye la particularidad de intervenir en el Centro y en un punto donde buena parte de las tareas tienen que ser casi manuales.
"La idea es que sea un centro en el que se permita a los visitantes realizar un recorrido virtual por medio de aparatos que harán posible interactuar", cuenta Yossi Obadía, uno de los principales responsables de la iniciativa. Muestra de la dificultad a la que se viene enfrentando el proyecto es que fue 2002 cuando se puso por vez primera sobre la mesa.
La Comunidad Israelita de Málaga dispone de licencia para iniciar los trabajos de campo desde hace meses, si bien la expedición final quedará pendiente del informe definitivo de Cultura. ¿Pero qué se levantará finalmente sobre este solar? La apuesta inicial por un centro comunitario, en el que cobraba especial protagonismo la sinagoga, se ha transformado, otorgando más superficie a un museo distribuido en la planta baja y primera planta del futuro edificio. La sinagoga se mantendrá, pero en el segundo nivel.