Cuando uno va caminando solo por las calles malagueñas se encuentra con carteles de todo tipo pegados en las paredes. "Vendo plaza de garaje", "Me ofrezco como cuidadora de niños pequeños" o los típicos carteles de viajes del Imserso a Benidorm son los más habituales de leer.
Sin embargo, lo que no es demasiado común de encontrar son youtubers que se publiciten de esta manera, a la antigua usanza, utilizando un folio, un boli y una impresora. Pero existen. Uno de ellos es Miguel Domínguez, del canal 'Cocina casera con Miguelito Miguelito'.
Caye Villodres, un joven tuitero malagueño compartía en sus redes sociales una instantánea donde aparecía uno de los carteles de Miguel, donde se podía leer "Cocina casera con Miguelito Miguelito, el cocinero del barrio" junto al dibujo de un cocinero y el logo de YouTube.
Con esa simpleza Miguel consiguió llamar la atención de Caye, que bromeaba en su Twitter por la forma tan astuta en la que Miguel conseguía romper ese algoritmo que tantos dolores de cabeza suele dar a los creadores de contenido en los últimos años.
Así, EL ESPAÑOL de Málaga consiguió ponerse en contacto con el artífice del cartel, que resultaba ser un malagueño jubilado de 54 años, nacido en la plaza de Santa María, a los mismísimos pies de Gibralfaro, pero actual residente de Arroyo de los Ángeles.
"Como me crie aquí, decidí poner carteles por la zona de La Victoria anunciándome como 'El cocinero del barrio', por ver si me sigue alguien, porque tengo casi ochocientos seguidores y mi objetivo es llegar a los mil, cuando YouTube me dará la opción de monetizar. Poco, pero por algo se empieza", cuenta.
Sin embargo, él no controlaba demasiado las redes, solo tenía Facebook, y poco a poco se va haciendo a esta plataforma audiovisual. "Tengo un hijo adolescente que es el que me va explicando cómo subir todo, porque yo la verdad que al principio estaba un poco verde. Ya voy controlando mejor", relata entre risas.
La idea
La idea de abrirse el canal no fue suya, sino de sus vecinas. En numerosas ocasiones, cuando estaba en la cola de la pescadería le pedían consejos para hacer algunas recetas a la vez que le lanzaban halagos por su gran sentido del humor. "¿Por qué no te haces un canal de YouTube explicando cómo hacer de comer?", le preguntaban varias de ellas, usuales a este tipo de canales, hasta que por fin lograron convencerlo.
La pasión por la cocina le viene desde la mili, donde se licenció como cabo de cocina. Tras ello, fue hilando trabajos en diferentes restaurantes y hoteles. Empezó en Majadahonda, en Madrid y en 1991 llegó a Málaga, donde comenzó a trabajar haciendo mudanzas y trabajó también como cocinero en un hotel de Guadalmar y otros bares de la provincia.
Miguel graba los vídeos de su canal sin que se le vea el rostro y solo con un brazo, ya que aunque tiene un trípode no termina de acostumbrarse a él. "Las mujeres que me conocen me dicen que soy muy atractivo y me dicen que ya tengo que dar la cara en mi canal y no solo la voz. Tengo a mi mujer más enfadada que un pavo en Nochebuena", confiesa riendo.
Así, graba los vídeos haciendo pausas con la cámara del móvil para ir separando cada paso de la receta. Sin ningún tipo de edición. Solo los edita cuando tiene que hacer un parón como cuando "recoge a su mujer del trabajo". "Si puedo, luego uno todo con una aplicación que estoy empezando a controlar, y si veo que no puedo lo divido en dos partes", dice.
Las recetas
Respecto al contenido del canal, las recetas de Miguel son, en su gran mayoría, típicas de Málaga. Boquerones fritos, porra antequerana, campero, pisto o ajoblanco malagueño están dentro de la amplia carta de vídeos de su canal.
Los más exitosos son sus boquerones en vinagre, que tiene subidos al canal en dos partes que acumulan ya más de 6.000 visualizaciones. Asimismo, otro de sus platos estrella también tiene boquerones de por medio, pero en este caso en adobo. 12.000 visualizaciones acumula. El resto de vídeos tienen una media aproximada de 100 visitas.
El nivel de dificultad de las recetas de su canal es para todos los públicos, ya que enseña a hacer desde un arroz a la cubana con huevo frito o un sándwich mixto a la plancha, hasta cosas más elaboradas como pechugas de pollo rellenas de queso, postres o potajes.
Otra cosa llamativa de este cocinero malagueño es que no tiene influencia de ningún otro profesional. Ni lee libros de cocina ni ve programas de televisión donde enseñen estas recetas. Cuando se planta delante de la nevera deja su creatividad brotar e inventa recetas con lo que tiene. Dice que ese es su punto fuerte, que todo lo que hace es creación propia.