La decisión del Ayuntamiento de Málaga de reclamar fondos europeos para impulsar la creación de una gran Zona de Bajas Emisiones (ZBE) supone un paso histórico en la idea de transformar la manera de moverse por la ciudad.
Nunca antes se había puesto sobre la mesa una apuesta de esta envergadura, que traerá consigo la aplicación de limitaciones evidentes al tráfico de paso en un área de 437 hectáreas. O lo que es lo mismo, 4,3 kilómetros cuadrados.
Focalizando la extensión propuesta, se observa cómo la afectación de las medidas estudiadas se dejarán sentir sobre algunos de los grandes ejes viarios de la ciudad, caso de la Alameda Principal, el Parque, el Paseo de los Curas, el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso y la Avenida de Andalucía, entre otros.
Un detalle a tomar en consideración es que la propuesta municipal se decanta por la más amplia de las delimitaciones que ha sido objeto de estudio por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU). Las otras dos, llamadas Alicia y Pemus, eran menos ambiciosas, con 349 y 374 hectáreas cada una de ellas.
Según los datos dados a conocer por el Consistorio, los primeros pasos se quieren empezar a dar en marzo del año que viene, buscando que estén completados en octubre de 2023. La intención es ir faseando las diferentes operaciones. El coste estimado ronda los 5,2 millones de euros.
¿Pero de qué modo se logrará el objetivo de restringir el paso de determinado tráfico a determinadas zonas? El plan, según el informe base del OMAU, se asienta sobre la instalación de una extensa red de cámaras y puntos de control.
En el modelo Envolvente, que es como se denomina la solución final, se fijan 53 puntos de control (17 de ellos de entrada, 19 de salida y 17 dobles, que permiten tanto la entrada como la salida), todos ellos con 104 cámaras.
Estos dispositivos tienen como fin servir de filtros para evitar la entrada de los vehículos más contaminantes y premiar a aquellos que lo son menos. A modo de ejemplo, actualmente, según los datos, el 34,98% de los que transitan por la zona Envolvente tienen etiqueta B (turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculados desde enero de 2001 y diésel a partir de 2006), mientras otro 29% tiene la C (turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculados a partir de enero de 2006 y diésel a partir de 2014).
Según las previsiones, con las medidas planteadas se podrá reducir de manera clara la presencia de este tráfico a corto plazo, hasta rebajar el porcentaje de la etiqueta B hasta un 27,5%, mismo porcentaje para la C.
Coches eléctricos
Por el contrario, se incrementará la presencia de la etiqueta 0 (100% eléctricos, de pila de hidrógeno o híbridos enchufables con una autonomía eléctrica superior a 40 km) desde el 0,09% actual a un 12%, o la Eco, de un 1,3% actual a un 23%. Unos valores que variarán conforme se vayan cumpliendo nuevas etapas.
Los datos municipales concluyen que por el espacio geográfico delimitado transitan a diario del orden de 203.000 vehículos. Los mismos hacen un recorrido medio de 3 kilómetros, emitiendo diariamente 95 toneladas de CO2 (28.520 toneladas de CO2 al año); 702 kg de CO (211 toneladas de CO al año); 144 kg de NOx (43 toneladas de NOx al año), y 15 kg de micropartículas (4 toneladas de PM al año).
De acuerdo con las previsiones, el impulso de la Zona de Bajas Emisiones traerá consigo una considerable bajada de la circulación motorizada. Se habla de que de los 203.000 vehículos se podría pasar a 183.150 en un periodo de cinco años; a 172.975, en 10 años, y a 162.800 en quince años.
Esta disminución implicaría una mejora considerable en la reducción de los efectos contaminantes. Así, de las 95 toneladas diarias de CO2 que se registran ahora se pasarían a 66.238 en cinco años; a 51.164, en diez, y a 36.503, en quince años.