La videovigilancia como herramienta con la que disuadir a quienes tienen la tentación de atentar contra los monumentos históricos de Málaga. Con este objetivo ya trabajan las áreas de Cultura y Seguridad, que pretenden configurar un plan de intervención que permita instalar cámaras en una serie de edificios y esculturas repartidas por la capital de la Costa del Sol.
Pese a los contactos ya mantenidos entre los dos departamentos, fuentes consultadas por EL ESPAÑOL de Málaga han confirmado que aún no existe un documento final. Desde Cultura se ha realizado una propuesta inicial de inmuebles a proteger; el mismo debe ser analizado por la Policía Local, que cruzará las referencias con "los datos de vandalismos y daños registrados en los últimos años".
Esta criba es esencial para fijar la necesidad real de un sistema que, en función de sus características, podría requerir de una importante suma económica. A este factor hay que tomar en consideración que no todas las propuestas de videovigilancia son autorizadas por las autoridades competentes.
Sea como fuere, la decisión del equipo de gobierno de ir adelante con esta estrategia municipal es clara. Muestra de ello es que ya existe una consignación de unos 150.000 euros para activar las primeras actuaciones. Las fuentes consultadas han admitido, no obstante, que es previsible que las mismas no vean la luz hasta el año que viene.
Y aunque por el momento no está cerrado el listado final de edificios a proteger, las fuentes sí ponen sobre la mesa algunas posibilidades que toman cuerpo. Gibralfaro; la zona donde se localiza la nueva fuente de Berrocal, en el entorno de El Limonar; la Plaza del Obispo, aunque apuntando de manera directa a la fuente, y la Alcazaba, entre otros.
En este último caso, precisaron las fuentes, se podría buscar la opción de aprovechar los dispositivos para controlar la subida peatonal que hay en el entorno y que suele ser espacio donde se producen numerosos robos a turistas extranjeros.
La hoja de ruta trazada viene a coincidir con el deseo expresado por el alcalde, Francisco de la Torre, por extender la videovigilancia como medida de control sobre monumentos y esculturas importantes de la ciudad.
"Si a mí me dijesen que hiciese la propuesta lo pondría en todos los edificios que son Bien de Interés Cultural (BIC)", dijo el pasado lunes el regidor, en una visita al Centro de Emergencias Municipal para comprobar el funcionamiento de la videovigilancia en varios polígonos industriales.
La relación de la capital con la videovigilancia no es nueva. De hecho, una parte del Centro Histórico lleva años vigilada con 21 cámaras. Un espacio geográfico que será ampliado con una segunda y una tercera fase de manera casi inminente.
Los siguientes pasos serán los que permitan colocar cámaras en 20 puntos situados entre la calle Carretería y la Plaza de la Merced, entre otros. Algo más habrá que esperar para que ocurra lo mismo con el barrio del Soho y parte de la Alameda Principal, donde se colocarán 15 cámaras más.