Nuevos datos sobre el misterioso hallazgo en el histórico Cementerio Inglés de Málaga
La Junta autoriza la limpieza de la zona donde ha sido localizado lo que pudiera ser una lápida, con el fin de investigar su origen.
20 octubre, 2021 05:30Noticias relacionadas
El misterio de lo que parece ser una lápida de origen desconocido encontrada en el Cementerio Inglés, en Málaga, durante los trabajos de consolidación de uno de los muros del camposanto, que está declarado como Bien de Interés Cultural (BIC), sigue aportando novedades.
Apenas días después de que se conociese que el Ayuntamiento de Málaga solicitó autorización a la Delegación de Cultura para impulsar actuaciones encaminadas en conocer los detalles que rodean este hallazgo, el organismo autonómico emitió resolución dando luz verde a la demanda y abriendo, con ello, la puerta a responder a los interrogantes que se ciernen sobre el mismo.
En el escrito oficial, al que tuvo acceso EL ESPAÑOL de Málaga, se informa de que el pasado 4 de octubre tuvo lugar una visita a la zona por parte de técnicos autonómicos con el fin de analizar el desarrollo de las obras de demolición y construcción del nuevo muro de cierre en el frente oriental del cementerio. El motivo no era otro que la aparición en el perfil resultante del corte del terreno "de un sillar con un rebaje cuadrangular".
Tras una "somera" limpieza de la zona, los técnicos documentan que la pieza "se encuentra en posición primaria, con tendencia vertical aplomada". De manera precisa se habla de "un bloque de roca caliza de buena calidad, bien trabajado y alisado en sus caras verticales y con un acabado más basto y abujardado en la superior".
La pieza tiene 38,5 centímetros de alto, de los que 31,5 corresponden al alzado y el resto, con algo más de saliente y acabado desbastado, a la parte enterrada. Su frente y ancho es de unos 20-21 centímetros mientras su longitud alcanza los 39,5. En su frontal presenta un rebaje de tendencia cuadrangular, en torno a un centímetro de profundidad, bien acabado, de 10 cm de ancho por 9,5 de alto.
En la cara superior aparece en una posición centrada un orificio circular de unos 4 cm de diámetro, en el que se conservan insertos restos de hierro en muy mal estado. Hacia el interior del relleno se observa que separado unos 3 centímetros aparece otro sillar similar, siguiendo la misma alineación y que parece tener un rebaje cuadrangular en la misma posición que el ya descrito.
"El frente del sillar con el rebaje cuadrangular, lo primero aparecido, recordaba en una primer momento a un tipo de cipo de señalización de enterramientos de época romana", se confirma en el informe de Cultura, en el que se recuerda la presencia en la misma ladera meridional de Gibralfaro, a una cota similar, de una necrópolis de cronología tardofenicia y romana, en la calle Campos Elíseos, así como las referencias a hallazgos casuales de enterramientos a lo largo del antiguo camino de Almería a fines del siglo XIX.
Sin embargo, esta primera hipótesis es completada tras la limpieza del elemento, lo que permite a los técnicos encontrar mayor similitud entre estos sillares y otros empleados con los muretes bajos que delimitan algunos enterramientos del propio Cementerio Inglés, que a veces sujetan verjas o cadenas metálicas, lo que explicaría el rebaje circular con hierro inserto ya descrito.
Además, la alineación documentada (aproximadamente este-oeste) es similar a la de los enterramientos ubicados justo en la terraza inmediatamente superior del camposanto, a una cota bastante más elevada.
"Puede tratarse de un sector que quedó en desuso quizás con la nueva alineación del muro de cierre en este sector y que ha sido progresivamente olvidada dada su ubicación periférica, lo que ha favorecido que sirva de lugar de acopio de materiales resultantes de la limpieza del cementerio", se expone.
A modo de conclusión, Cultura entiende que "sea cual sea su origen" es necesario establecer una cautela arqueológica en la zona para evitar su deterioro por las obras en curso, así como documentar adecuadamente con metodología arqueológica para la presente o futuras actuaciones.
Con este objetivo, propone un control arqueológico de movimientos de tierra, a desarrollar en dos fases. La primera de ellas, para controlar la ejecución de la base del nuevo muro de delimitación del cementerio y el control de la remoción de las tierras amontonadas durante la obra en curso sobre la zona; la segunda, consistente en una limpieza para intentar delimitar ésta.
Los resultados de esta actividad marcarán, en su caso, las medidas correctoras a aplicar a indicación de la Delegación, así como las nuevas actuaciones arqueológicas que pudiera, en su caso, ser necesario ejecutar.