Ligar la palabra fortuna al Metro de Málaga resulta casi una contradicción. A la infraestructura malagueña la suerte, por lo general, le ha sido adversa. Desde su nacimiento mismo, los contratiempos surgidos en una obra de esta dimensión han generado numerosos retrasos en los tiempos de puesta en servicio y han incrementado hasta cifras impensables su coste de ejecución.
Y pese a esta especie de mala pata histórica, el suburbano encara con cierta estrella el camino final al Centro de la ciudad. No puede entenderse de otro modo que frente a la incertidumbre que pesa sobre muchas de las obras que se acometen en el territorio nacional, en las que los promotores dudan sobre si podrán alcanzar los objetivos marcados ante la falta de los suministros necesarios, el ferrocarril urbano avanza libre de cargas.
Desde la Consejería de Fomento valoran esta circunstancia y la relacionan con que las empresas contratadas para completar los tajos pendientes han podido adelantar la compra de todo el material y la maquinaria necesaria. Esta previsión es la que, apuntan, ha hecho posible que el proyecto malagueño haya esquivado la crisis de suministros, que tanta preocupación viene generando en los constructores en las últimas semanas.
De lo contrario, el compromiso ahora adquirido por la Administración regional de activar la puesta en servicio del Metro hasta la Alameda Principal dentro del año 2022 hubiese estado en peligro.
Pero la buenaventura ahora constatada tiene tras de sí una razón que tiene más que ver con el dinero. Y que reconocen desde el Gobierno andaluz. En concreto, relacionan el regate que las adjudicatarias han podido hacer a los problemas de abastecimiento de ciertos materiales, caso de los tecnológicos, a la capacidad de pago demostrada por la Administración regional.
"El promedio de pago de certificaciones es de 9,5 días", afirman desde Fomento para subrayar la labor de la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía. Las fuentes van a más y apuntan que se trata de uno de los promedios de pago a contratistas "más competitivos en el conjunto de las administraciones españolas".
Como consecuencia de la rapidez en las transferencias a los contratistas, "les damos garantías para anticipar compras a proveedores de materiales y suministro". "Y, en virtud dicha agilidad y anticipación en la respuesta a los contratistas, estamos logrando minimizar los problemas de suministros que afectan a escala nacional en el conjunto de la obra pública", inciden.
La misma envergadura de una infraestructura como la del Metro hace que sean mayores los riesgos ante una crisis como la actual. Ya no se trata sólo de disponer o no de hormigón con el que conformar los muros pantalla, o de la solería necesaria para la fase de arquitectura de las estaciones. Sino de que el mercado sea capaz de aportar todos los componentes tecnológicos necesarios para garantizar la fase de señalización del túnel, o las máquinas expendedoras…
Muestra del complejo escenario en el que se mueven en este momento ciertas actuaciones es lo ocurrido con el proyecto de la escuela de programadores 42 Málaga, cuya apertura formal se ha tenido que aplazar al menos a finales del primer trimestre del año que viene. Y una de las razones de ello es la falta de los componentes electrónicos necesarios para equipar el campus, que tiene en China su punto de origen.
Semanas atrás, el presidente de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP) de Málaga, Juan Manuel Rosillo, confirmaba el temor de los empresarios a que el encarecimiento de las materias primas y la falta de ciertos materiales provocasen paralizaciones de obra en la provincia.