Málaga

El antiguo Hospital Santo Tomás se levanta a la espalda misma del lateral norte de la Catedral de Málaga. Propiedad del Obispado, fue reconstruido entre los años 1889 y 1891 sobre los restos del edificio original, datado en 1505 y que fue gravemente dañado. 

Los antecedentes marcan el legado histórico de un inmueble que ahora, tras muchos años cerrado, quieren transformar en residencia de estudiantes, con 57 habitaciones. Éste es al menos el propósito que se ha marcado la empresa Marbella Gold 2019, perteneciente a la entidad White Spain Holding 2019.

La firma, que promueve varios proyectos residenciales en el Centro de la capital de la Costa del Sol, empezó a dar forma a esta iniciativa a finales de 2019. Fue entonces cuando alcanzó un acuerdo de cesión con el Obispado por un periodo de 12 años.

Lo que seguramente no imaginaba la entidad es que la transformación del edificio, pese a su carácter histórico, se iba a convertir en un reto casi imposible de materializar. A las particularidades que cualquier intervención en el casco antiguo tiene, hay que sumar el impacto que tiene sobre la operación el informe emitido por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía. Un pronunciamiento clave para que la actuación vea la luz.

La resolución, que tiene fecha de finales del pasado mes de noviembre, contiene un total de 25 exigencias que habrá de cumplir la promotora antes de disponer del visto bueno de Cultura. Y algunas de una especial incidencia.

La descripción que contiene el informe autonómico permite constatar la riqueza del edificio sobre el que se quiere actuar. Situado en el entorno de protección del BIC Catedral, contiene capilla, administración del hospital, zona médica, zona de residencia del hospital, zona de hospitalizados, vivienda de los patronos, vivienda del capellán, zona de personal de servicio y zona de lavandería y ropería.

"A nivel de alzado, el edificio desarrolla una composición ordenada que enlaza con las corrientes historicistas del XIX, con una base de paños de alzado de ladrillo visto en alternancia de color, sobre la que se superpone un programa decorativo ecléctico de estilo neogótico-mudéjar, con abundante empleo de material pétreo en pilastras, cornisas, ménsulas y guarnecido de huecos, combinado con aplicaciones de cerámica vidriada", se precisa en el documento. 

Sobre la portada de arco ojival, hay una copia del ajimez del edificio original, que fue salvado de la demolición, desmontado y actualmente se exhibe en el patio de la Iglesia de San Agustín. En cuanto a los acabados, se enfatiza la carpintería de madera, cerrajería, azulejería, paramentos y techos policromados, piedra labrada, yeserías y solados.

De la capilla, los técnicos de Cultura destacan la armadura mudéjar de planta octogonal que cubre el espacio principal, que pertenece al edificio original del XVI. La misma muestra "un interesante trabajo de lacería y técnicas de incrustación de maderas con efectos cromáticos". Asimismo, se indica que en un testero de uno de los patios lucen dos escudos nobiliarios y una placa con inscripción.

"Palpable escasez de labores de mantenimiento" 

Los técnicos del Servicio de Bienes Culturales de la Junta lo visitaron a mediados de junio pasado, constatando un estado de conservación "variable", con cuadros patológicos de diversa índole que afectan a la estructura y a la cubierta y al programa de calidades y acabados. Al tiempo, confirman en todo el edificio "una palpable escasez de labores de mantenimiento prolongada en el tiempo". 

En su análisis, detectan patologías en la crujía delantera, que a nivel interno se manifiesta "con abundantes grietas que precisan de un estudio pormenorizado". Pero no es la única tara.

Aludiendo al informe patológico realizado por Enticontrol, a petición de la promotora, se mencionan un desplome local en el muro de fachada; falta de trabazón con tabiquería interior; fisuración en el muro del retablo; deterioro generalizado en forjados a patio este, con apuntalamientos en los pasillos soportales; estado de conservación deficiente en las escaleras C y D, "con podredumbre y posible colapso"; daños puntuales en la viguería y "de mayor magnitud en tablazón con filtraciones puntuales" en la cubierta de la crujía principal. 

También se habla de daños "importantes" en pilares de madera con pérdida total de sección en algunos de ellos; podredumbre en cabezas de vigas de forjados en las zonas de huecos de ventanas; humedades generalizadas en la planta baja... 

Los técnicos realizan hasta 25 observaciones. La primera de ellas gira en torno al plan de demoliciones, advirtiendo de que al tratarse de un inmueble con Protección Integral, "resultan significativas las afectaciones a las cubiertas, forjados, escaleras y particiones interiores, con las consiguientes afectaciones al programa de calidades y acabados de los mismos". 

"La viabilidad de las demoliciones y remociones vendrá determinada por la incidencia de las mismas sobre los valores culturales protegidos", recuerdan, reclamando que se incorpore al expediente la información relativa a la caracterización constructiva de los elementos que se propone demoler, junto con un diagnóstico de su estado de conservación. 

También se precisa que el edificio se sitúa en zona arqueológica, por lo que será obligado disponer de un informe arqueológico negativo antes de poder realizar cualquier movimiento de tierra. 

Aspectos cuestionados

Las dudas de la Junta van a más, al cuestionar las conclusiones del Informe de Auscultación en lo relativo a las grietas y fisuras en la banda de fachada a calle Santa María. "Teniendo en cuenta la entidad y alcance de estas patologías, deberán articularse los medios de diagnóstico que correspondan para caracterizar la problemática y en función de los resultados obtenidos, incorporar en proyecto las acciones necesarias para contrarrestar el cuadro patológico". 

Los técnicos tampoco consideran "viable la subdivisión e incorporación de las galerías de convalecientes a las habitaciones de la crujía central transversal, por las alteraciones que esta actuación conlleva sobre la secuencia de espacios, desvirtuando el programa hospitalario y dificultando el entendimiento del edificio".

En relación con la propuesta de cubrición de los patios, destacan que son un elemento característico del edificio, "por lo que deberá justificarse que el sistema de cubrición se implanta de manera armoniosa sobre la arquitectura del edificio preexistente". 

Cultura obliga a la empresa a garantizar el mantenimiento de la fisonomía y el carácter de la sala de quirófano, incluidos sus elementos característicos. Tampoco se considera viable la propuesta de implantar un salvaescaleras para responder a la eliminación de barreras arquitectónicas del nivel segundo. 

En relación con las carpinterías interiores y exteriores, "deberán recuperarse todos los elementos que presenten un estado de conservación tal que permita su rehabilitación con un empleo de los medios técnicos habituales en el campo de la restauración". Una estrategia a seguir también con las cerrajerías.

En cuanto a la armadura mudéjar que cubre la capilla, Cultura pide que el proyecto incorpore las labores en función de sus necesidades conservativas. Asimismo, pide un inventario de las decoraciones pictóricas de paramentos verticales y techos, aportando el diagnóstico del estado de conservación y una propuesta de restauración. Similar metodología debe seguirse para las azulejerías, los elementos pétreos y las vidrierías.

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