La amenaza que se viene cerniendo desde hace años sobre el restaurante de los Baños del Carmen parece rebajarse. La Junta de Andalucía está trabajando actualmente en la ampliación de un año más de la concesión que pesa sobre este histórico edificio y que vence definitivamente el próximo mes de agosto.
Fuentes de la Administración regional consultadas por EL ESPAÑOL de Málaga confirman que actualmente se trabaja en este expediente y, sin ser concluyentes, apuntan como muy probable que la resolución final sea favorable a los actuales explotadores del recinto. De hecho, han precisado la existencia de un informe favorable por parte de la Delegación de Sostenibilidad Ambiental, pronunciamiento que puede ser clave en la prórroga.
La extensión de un año más sobre el periodo actual se justifica, según han expuesto las fuentes, por el impacto de la pandemia de la Covid. Es decir, desde el Gobierno andaluz entienden razonable prorrogar la explotación comercial del negocio dada la incidencia que en los últimos dos ejercicios está teniendo la crisis sanitaria.
Es de prever que una vez alcanzada esa nueva fecha de agosto de 2023, en caso de que sea autorizada la ampliación, la Junta tendrá que intervenir de manera definitiva, levantando la concesión en precario que se extiende desde hace años y, previsiblemente, convocando una especie de concurso público para que cualquier interesado opte a la misma.
No obstante, para que ello sea posible han de ajustarse las actuales condiciones urbanísticas que pesan sobre la construcción. Y en este escenario es clave que la propia Junta cumpla con el compromiso asumido hace meses de declararla Bien de Interés Cultural (BIC). Ese es, según diferentes fuentes consultadas, el único camino para garantizar el mantenimiento del edificio.
¿Por qué? Porque de no contar con la máxima protección cultural, el balneario queda abocado a la desaparición, toda vez que se encuentra emplazado en un espacio inundable. Una circunstancia que, atendiendo a la Ley de Costas, lo deja en una situación de indefensión. Salvo que sea declarado BIC. Porque la propia legislación establece una excepción clara en tal supuesto.
La potestad para ir adelante con esta declaración corresponde a la Junta de Andalucía. Y por lo que cuentan desde la Delegación de Cultura en Málaga se trabaja en esta dirección. Lo que no está claro es el tiempo que aún se necesitará para incoar el procedimiento. Sólo con ese paso será suficiente para proteger la edificación, que fue levantada sobre unos antiguos baños de la playa en el año 1918.
En este proceso, Cultura llegó a encargar meses atrás un estudio a un etnólogo para ampliar la documentación necesaria para proceder a la declaración como BIC. La petición de declarar BIC el antiguo balneario fue puesta sobre la mesa por el Ayuntamiento en marzo del año pasado.
La aplicación de esta figura de protección, la máxima posible, supone un avance claro respecto al grado que actualmente pesa sobre el edificio: que es nivel 1 de protección arquitectónica, lo que sólo permite actuaciones de rehabilitación. Para los responsables municipales, la demanda se justifica en las condiciones de un enclave "privilegiado del litoral del distrito Este de la ciudad; un espacio único y singular en el litoral".
A ello sumaron que se trata de un emplazamiento vinculado a la imagen de la capital "como espacio que ha formado parte de la vida, cultura y actividades de los vecinos de Málaga, tanto por su alto valor de uso y disfrute de la colectividad, como por sus valores paisajísticos y ambientales, dada su singularidad como espacio ligado al mar".
Los Baños del Carmen fueron inaugurados el 16 de julio de 1918. Cuatro años después se abrió el primer campo de fútbol de Málaga, operativo hasta la inauguración de La Rosaleda en 1941.
El edificio central del antiguo balneario posee salón de baile en la planta baja; la cubierta descansa en los muros perimetrales, abiertos con grandes ventanales, y en cuatro grandes columnas centrales. Sobre él se ubica una amplia terraza. Destacan los grandes porches con columnas de fustes lisos y otras de aglomerado. Uno de estos porches se adentra en el terreno marítimo creando una terraza junto al agua.