Casi siete años lleva el Ayuntamiento de Málaga intentando convertir un edificio del Centro histórico en sede de una incubadora pensada para los economistas de la ciudad, pero que podrá dar cabida a despachos de servicios profesionales especialmente cualificados, caso de arquitectos, consultores. Todo este tiempo es el que ya ha transcurrido desde que se puso en marcha la iniciativa y el momento actual, en el que el complejo sigue sin estar operativo.
Sin embargo, tras esta larga espera, parece que el Consistorio, por medio del organismo Promálaga, está en disposición de caminar los últimos metros para la puesta en funcionamiento del equipamiento.
Eso es justo lo que parece indicar el hecho de que el ente público haya licitado la compra e instalación del mobiliario necesario para facilitar la labor de los futuros inquilinos del inmueble. Más allá del valor económico inicial, algo superior a los 75.000 euros (sin IVA), es relevante el plazo máximo que se da a las empresas interesadas en concurrir al concurso para cumplir con el compromiso: tres meses.
Un plazo que, bien es cierto, no empezará a contar hasta que quede formalizado el contrato. Con todo, parece factible pensar en que la puesta en funcionamiento de la incubadora tendrá lugar dentro de la primera mitad de este año. Las firmas interesadas en esta licitación tienen hasta el próximo 4 de febrero para presentar sus ofertas.
Para que las empresas puedan acertar con el mobiliario y los accesorios adecuados, Promálaga incluye en el pliego de condiciones una especie de guía sobre las condiciones de diseño del nuevo emplazamiento, que se localiza en la calle Beatas.
El proyecto, desde su nacimiento, se ha visto envuelto en una especie de odisea. Las primeras dificultades vinieron de la mano de la Junta de Andalucía, que rechazó la pretensión municipal de demoler por completo el edificio para proceder a la construcción de uno de nueva planta. Eso fue en 2015, lo que obligó al Consistorio a frenar en seco la licitación que había activado y reiniciar la operación previendo la rehabilitación.
A este escollo, se sumaron otros muchos que han ido demorando durante años la operación. El último cuando el Instituto Municipal de la Vivienda, como promotor de la iniciativa, se vio obligado a resolver el contrato con la empresa adjudicataria de las obras. Eso exigió de una nueva contratación para completar los trabajos que quedaron pendientes en ese momento.
El proyecto surge de un acuerdo alcanzado por el Ayuntamiento y el Colegio de Economistas mediante el que éste último cedió el derecho de superficie del inmueble a Promálaga por un periodo de 50 años. A cambio, la construcción, que dispone de una superficie construida de 994,8 metros cuadrados, con cuatro plantas en su parte trasera y tres plantas hacia Beatas, es reconvertido en una incubadora con capacidad para 17 oficinas destinadas a profesionales de "alta cualificación", caso de economistas, arquitectos, consultores. En total, habrá disponibles 34 puestos de trabajo.
A estos espacios hay que sumar una sala de conferencias para cien personas, sala de exposiciones, sala de informática, archivo y demás dependencias necesarias para realizar un centro de emprendimiento y negocio para fomentar la creación de empleo y revitalizar el centro histórico de nuestra ciudad.
El objetivo del centro es promover y colaborar con todas aquellas empresas, existentes o de nueva creación, y actividades de índole económica o social que potencien la generación de empleo, riqueza o bienestar social en la ciudad de Málaga y su entorno. En suma, viene a convertirse en un centro de emprendimiento y negocio en pleno casco antiguo.
El edificio original fue residencia de las Hermanitas de los Pobres y residencia de estudiantes femenina, regentada por dicha congregación. Su acceso principal se realiza a través de calle Beatas, teniendo la planta baja de toda la edificación el nivel de cota de esta entrada; además, posee una conexión secundaria con la sede del Colegio de Economistas a través de la actual puerta existente en su lindero medianero trasero.