Málaga

Hablar de la primera ola de la Covid cuando está en plena ebullición la sexta resulta cuando menos llamativo. Sin embargo, un amplio y profundo trabajo impulsado y publicado por el Ministerio de Transporte permite tomar una imagen nítida del comportamiento que ese primer impacto de la pandemia tuvo sobre la capital de la Costa del Sol. 

El análisis local forma parte del trabajo titulado La pandemia Covid-19 en España. Primera ola, de los primeros casos a finales de junio 2020, incluido en la serie Monografías del Atlas Nacional de España (ANE) y que fue presentado a finales del pasado mes de diciembre. 

Una obra con la que analizar, desde una perspectiva geográfica, lo sucedido desde el punto de vista sanitario, social y económico, la primera etapa de la crisis. Muestra de la envergadura de la iniciativa es que ha contado con la colaboración de una red de 22 instituciones científico-académicas que han aportado la interpretación científica de los datos proporcionados por 45 organizaciones. 

En el caso del subtema de Málaga, la labor de coordinación científica ha correspondido a María Jesús Perles Roselló, profesora titular de Geografía Física Universidad de Málaga. Aunque también han participado como colaboradores Matías Mérida, profesor de Análisis Geográfico Regional; Jesús Miranda Páez, profesor de Metodologías de las Ciencias del Comportamiento, y Juan Francisco Sortino Barrionuevo, profesor sustituto interino del Departamento de Geografía.

Mapa con los focos de contagios detectados en la primera ola de la Covid en Málaga.

Los especialistas ponen la lupa en diferentes puntos del territorio nacional para detectar los porqués de la extensión del coronavirus. Y entre ellos, Málaga. La información contiene mapas de riesgo de afectación por la Covid durante la fase ascendente de la primera oleada (marzo de 2020), elaborados a partir de una fuente de máximo detalle espacial y temporal (datos de domicilio de los afectados actualizados al instante). 

Esta información permitió estudiar durante meses el patrón espacio-temporal del contagio en un entorno urbano. De ahí surge una primera impresión. "Según se deduce del análisis puede afirmarse que el contagio por la Covid-19 no presenta un patrón espacial de distribución aleatoria, sino agrupado en racimos o aglomerados de casos interrelacionados por su proximidad", se precisa en el informe, en el que se añade que los aglomerados de casos "conforman lo que denominamos focos de contagio vecinal". 

¿Qué se entiende por un foco de contagio vecinal? Es el área correspondiente a un grupo de afectados de, al menos, cinco casos separados por menos de 200 metros de distancia. En este sentido, se apunta que el origen del contagio en un foco vecinal "puede provenir de eventos sociales o de trabajo externos al foco, pero una vez la persona se infecta y retorna al domicilio, genera en el entorno de residencia una red de contagio secundaria o derivada del contagio original". 

La vulnerabilidad de la población de cada foco se ha estimado a partir del volumen de población expuesta al contagio, estructura por edad de los vecinos del foco y nivel de hacinamiento. Esto hace que si se habita en un foco de contagio activo, la probabilidad de ser contagiado es superior al de contagiarse si se vive en cualquier otro punto de la ciudad. 

Mapa de riesgo de la primera ola de la Covid en Málaga capital.

"Este hecho abre una vía predictiva directa para frenar el contagio, ya que permite centrar e intensificar las medidas de cribado, información, alerta y vigilancia en espacios concretos de la ciudad, y atacar así la cadena de contagio en su raíz", se indica. 

En el caso de Málaga, los mapas constatan que la distribución espacial de los afectados en esta primera etapa "no fue homogénea, sino que presentó zonas con niveles de concentración de casos muy dispar". En términos generales, el patrón de distribución "se estructura en torno a tres franjas paralelas al litoral (franja sur, franja intermedia y franja norte)". 

En toda la franja litoral de la ciudad predomina la distribución dispersa de afectados, que no llegan a configurar focos. Hay excepciones, como en La Malagueta, la Alameda de Colón y Echeverría de El Palo. En el mismo sentido, la zona oeste muestra un patrón predominantemente disperso en los barrios de la franja costera. Esta dispersión de focos se extiende igualmente en las zonas situadas en la margen derecha del Guadalhorce. 

Pero al norte de la franja inmediata al litoral, hay una delimitación intermedia de la ciudad en la que el patrón espacial de contagio "deja claramente de ser disperso para manifestarse de forma concentrada". En esta franja central la agregación de los casos en torno a focos aumenta sensiblemente

El patrón de distribución se dispersa nuevamente al pasar a la franja norte, tanto en el sector central como en el oeste. El Centro histórico presenta un patrón disperso, en el que no se perfila ningún foco. 

Los focos más importantes

En el sector oeste, los focos ubicados en torno a calle La Unión/Los Tilos y el Camino de San Rafael "son los más importantes". Sorprende que todo el sector en torno a Carretera de Cádiz, con alta densidad de población, "presente un patrón de afectados de tipo más bien disperso, sin llegar a generar focos definidos". 

"El sector que sin duda concentra una mayor profusión de focos de contagio es el situado al noroeste, fundamentalmente al norte del eje avenida Carlos de Haya y Martínez Maldonado", se destaca. Y se llama la atención sobre los focos situados al noroeste de Hospital Regional por “sus altos valores de densidad de afectados, valor que no se corresponde con la densidad de población de la zona”. 

A la hora de buscar causas explicativas del patrón de contagio y distribución general de los focos, "la hipótesis más inmediata es la que relaciona la mayor concentración de afectados con los valores más altos de densidad de población". 

Un análisis preliminar del mapa de densidad de población, permite observar que las zonas con mayor densidad de afectados coinciden con espacios de alta densidad de población. Sin embargo, los propios autores admiten que esta premisa "no se sostiene en sentido contrario", ya que hay amplias zonas con valores de densidad muy bajos "que cuentan con un porcentaje de afectados proporcionalmente elevada". También son muy comunes las zonas de alta densidad de población que no presentan acumulación de afectados significativa. 

La singularidad de la actividad o edad de algunos colectivos de población (jóvenes estudiantes, tipo de trabajo, etc.) condicionan en primera instancia la localización y transmisión, que se distribuirá según las relaciones de movilidad de la población en el entramado urbano, y los movimientos entre unos focos y otros. 

Se apuntan como posibles factores explicativos variables como la tipología edificatoria y sus condiciones ambientales asociadas (hacinamiento, aireación), o la proximidad a puntos de intensificación de la transmisión como hospitales o centros sanitarios. En sentido contrario, la proximidad al mar y la mejora de las condiciones ambientales que aporta (menor contaminación, mayor exposición al viento) pueden influir en una menor generación de focos.

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