Málaga

El Ayuntamiento de Málaga da un paso más en su apuesta por acotar la circulación del tráfico privado y más contaminante por una zona de 437 hectáreas de superficie. Si hace poco más de una semana activaba la licitación para el arranque de los trabajos necesarios, con una financiación estimada en 5 millones de euros, ahora da una vuelta de tuerca con la contratación de todos los sistemas precisos para medir la calidad del aire y el ruido en esa futura Zona de Bajas Emisiones.

Dado que uno de los objetivos de este proyecto, que ha merecido la concesión de fondos del programa Next Generation, es reducir las emisiones contaminantes y sonoras que genera el tráfico, el Consistorio sale ahora al mercado para disponer 8 estaciones de medición de calidad del aire y del nivel de ruido.

El contrato incluye, además, la puesta en servicio, el mantenimiento-calibración, la monitorización y seguimiento de los datos obtenidos por dichas estaciones, con la finalidad de informar en tiempo real sobre la efectividad de su implantación. Con ello se pretende obtener registros que permitan medir cuantitativamente la progresiva disminución de la contaminación atmosférica y los niveles de ruido causado por el tráfico en la ZBE. 

"Está claramente demostrado, por otras experiencias en Europa, que el establecimiento de estas zonas de restricción, desemboca en un menor uso de este tipo de vehículos, unos menores desplazamientos, acelera el cambio hacia vehículos menos contaminantes, lo que produce una mejora en definitiva de la calidad del aire de la zona y mejora de la contaminación acústica, y por tanto de la ciudad", destacan desde el Ayuntamiento para defender el ambicioso plan puesto en marcha.

El valor de esta actuación roza los 1,2 millones de euros (incluido el IVA), siendo el plazo previsto de 24 meses. Hay que recordar que la propia naturaleza de los fondos comunitarios de los que se vale el Ayuntamiento para estas operaciones obliga a que la Zona de Bajas Emisiones esté en funcionamiento a finales de 2023 como muy tarde. Las empresas interesadas en optar a este contrato tienen hasta el 23 de mayo.

Conforme a los estudios manejados por el Consistorio, con el impulso de esta medida se logrará una reducción significativa de la circulación rodada en la ciudad. A largo plazo se habla de una caída de hasta el 50% del porcentaje en el reparto modal de los vehículos motorizados y una reducción de los niveles de ruido de hasta un 25%. Asimismo, está prevista la reducción de emisiones de CO2 un 60%, un 88% el CO y 94% el NOx y un 96,4% el PM10. 

Detalles de la Zona de Bajas Emisiones

El ámbito de la ZBE tiene una estructura en anillo, que permitirá su configuración en dos niveles con diferentes políticas de restricciones. En la zona interior, las restricciones serán mayores, "sólo permitiendo la entrada a vehículos autorizados, que pueden ser o bien los residentes o bien las autorizaciones que se facilitan para carga y descarga, servicios municipales, además de las entradas a parkings públicos que posteriormente se cotejan con la información introducida por los gestores de cada parking". 

En la zona exterior, la entrada a vehículos quedará restringida en función del etiquetado DGT de los vehículos, además de seguir el mismo proceso de autorizaciones que en la zona interior. Para esta zona se planifican tres escenarios: a corto, medio y largo plazo, donde las restricciones en función del etiquetado de los vehículos van aumentando. 

Para avanzar en esta operación, el Ayuntamiento plantea la creación de una serie de puntos de control de accesos mediante cámaras de lectura de matrículas. En general, habrá una cámara por carril de circulación, tanto de entrada como de salida (para permitir las autorizaciones por tiempo determinado en la zona, como puede ser las de carga y descarga). Se proyecta un total de 97 puntos de acceso.

Noticias relacionadas