Pese a que aún se atisba lejana en el horizonte, la transformación del antiguo convento y colegio de San Agustín en la sede de la Biblioteca del Estado en la provincia de Málaga, empieza a dejar ver sus principales señas de identidad.
Anclada en el Centro Histórico de la capital, a escasos metros del Museo Picasso, el equipamiento quedará caracterizado por su fachada a la calle Pedro de Toledo, en la que se simulará la trama de un conjunto de libros colocados en estanterías, y por la gran cubierta acristalada que cubrirá su patio principal.
La última información que sobre la propuesta de intervención puede consultarse en la web del Ministerio de Cultura permite conocer en detalle la rehabilitación planteada por el Gobierno central para este histórico inmueble, cuyo origen se remonta al siglo XVI.
En este mismo sitio oficial se precisa el inicio de los trabajos de restauración el pasado mes de febrero, apenas unas semanas después de la formalización del contrato de ejecución de los trabajos con la unión temporal de empresas (UTE) integrada por Ecsa, Reca y Bañuls. La terminación se prevé para octubre del año 2025.
La inversión prevista, atendiendo a la oferta finalmente seleccionada, alcanza los 14.987.122 euros (IVA incluido) en la parte de obra, a los que habrá que sumar otros 1,1 millones correspondientes al equipamiento preciso para el normal funcionamiento de la futura biblioteca. La superficie construida del edificio es de 5.345 metros cuadrados.
El modelo de actuación planteado, que difiere sustancialmente de otro anterior, fue elaborado por el arquitecto Luis Arranz, quien apuesta de manera decidida por la restauración de la construcción y por su puesta en valor. "Será por ahora la última de las múltiples aportaciones producidas a lo largo de cuatro siglos sobre el que sin ninguna duda es uno de los monumentos más importantes de Málaga", destacan desde el Ministerio de Cultura.
Conforme al proyecto que sirve de base a la obra, desde la entrada dispuesta en la calle San Agustín se accederá a la parte de la biblioteca que, en torno al primer patio, se dedicará al uso interno de catalogación, trabajos bibliotecarios y depósitos, así como actividades con usuarios en grupos reducidos como son los clubes de lectura.
En el cuerpo de transición entre los dos patios se situará, en planta baja, el Salón de Actos. Se mantienen y restauran los artesonados, los aplacados cerámicos y la totalidad de los solados hidráulicos, así como las viguerías de madera y se ponen en valor las cerchas metálicas de la cubrición.
Desde la calle de Pedro de Toledo se accederá a los servicios bibliotecarios más abiertos al público, los espacios de préstamo, lectura y sala infantil. En esta parte se restaurarán los muros de ladrillo, restos descubiertos de las primitivas construcciones que se unieron para constituir el convento, aparecidos a consecuencia de la demolición controlada de los elementos añadidos tras el incendio de 1931.
"El claustro principal será el corazón y el pulmón de la biblioteca y albergará el préstamo y la lectura y estará protegido por una gran cúpula de vidrio que arranca por encima de la cubierta de teja y crea un espacio de gran altura", se subraya. La actuación incluye el empleo de toldos mecanizados para reducir la penetración solar.
En lo que se refiere al exterior, la intervención incluye la restauración de la fachada sobre la calle San Agustín. Será en la otra fachada, en Pedro de Toledo, donde se dibujará una fachada formada por elementos cerámicos, una celosía que simula y recuerda el efecto de una estantería llena de libros.
Una vez recuperado en su integridad, San Agustín dará cobijo a la biblioteca estatal en la provincia, que desde hace más de 26 años ocupa un edificio en la Avenida de Europa. En este inmueble de la zona oeste duermen unos 195.000 volúmenes, la inmensa mayoría bibliográficos. Pero no sólo. Porque en los depósitos permanecen ocultos a la inmensa mayoría de lectores, sólo accesibles para los investigadores, un buen número de incunables de los siglos XVI o XVII, entre otros.