A la tercera va la vencida, reza el refrán. La Casa Invisible vuelve a manifestarse este sábado en contra de su desalojo tras dos concentraciones. El centro cultural lo hace justo un mes después de que el Ayuntamiento de Málaga pidiera ante el juzgado una autorización para echarlos del edificio en pleno centro. La protesta tendrá lugar a las 12:00 y partirá desde el espacio en calle Nosquera.
"No ha cambiado la situación. Siguen sin establecer diálogo. Nosotros lo hemos intentando por todas las vías. No quieren hablar con nosotros. El alcalde sigue ignorando la situación", reprocha Kike España, uno de los portavoces de la Casa Invisible, mientras insiste en que "la vía judicial no es el camino". España cree que el Consistorio "está obligado" a sentarse con ellos y debatir el futuro de "un centro cultural con 15 años de actividad, que aporta cosas positivas a la ciudad".
Noelia Losada, concejal de Cultura, señala de forma tajante que van a seguir con el procedimiento legalmente establecido. "Hemos visto que por las buenas va a ser complicado. Me reuní con ellos y con el concejal de Urbanismo antes de acabar 2021, pero aceptan la rehabilitación con ellos dentro y cómo ellos digan. La rehabilitación será cómo digan los técnicos del Ayuntamiento", asevera.
La portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento sería "inflexible" con ellos porque "el edificio adolece de infraestructuras y tiene problemas de seguridad". "No tiene luz ni agua. Cualquier día va a ocurrir una desgracia ahí", se lamenta. Losada no discute que "el proyecto cultural sea maravilloso", pero "dialogar con esa intransigencia resulta imposible".
El espacio social celebró la primera manifestación el pasado 27 de noviembre cuando a principios de mes Ciudadanos presentó una moción de urgencia donde reclamaba su desalojo "con la mayor brevedad posible". Tres meses después, en febrero, la Casa Invisible volvió a protestar organizando una cadena humana con 500 personas (350 según fuentes policiales) al grito de "este desahucio lo vamos a parar" en pleno centro histórico.
Para España, "es necesario que la gente luche por cosas que merecen la pena como la Casa Invisible". Los colectivos del espacio comprenden esta jornada como "un día de reivindicación y de lucha, pero también como un acto creativo" donde se canta, se baila, se debate y se comparte. "Estas manifestaciones suelen ser una expresión de la creatividad y de la producción cultural que se hace dentro. Hay mucho trabajo previo", destaca el portavoz del centro cultural.
"Una de las cuestiones principales de esta protesta es decir que la Casa Invisible no es el centro, es la ciudad y el modelo de ciudad. Lo que está en juego va mucho más allá de un edificio y de un proyecto cultural. Otro modelo de ciudad es posible, aunque no seas capaces de valorar lo que hay", esgrime España, que repite una y otra vez que "sin autorización judicial no se puede desalojar".
Según Losada, el espacio "debe tener un uso exclusivamente cultural pero siguiendo todas las reglas del juego". "Eso se valorará conforme a unos procedimientos. Que concurran y se dejen evaluar", anima. "Tendrá que ser el Consistorio el que determine qué proyecto cultural va ahí. Que puede que sea este mismo. A mí me gusta el tema del concurso público porque ofrece garantías. Tampoco me cierro a otro tipo de adjudicación siempre y cuando sea reglado", asegura.
La Casa Invisible ha recibido apoyo de numerosas personalidades de la cultura como Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía. "Siempre es importante recordarle al Ayuntamiento que hay mucha gente dispuesta a defender el espacio, y que es un lugar importante para numerosas personas", reconoce España mientras adelanta que ya planean un calendario de movilizaciones si la situación no cambia.
La concejal de Cultura se puso en contacto con el director del Reina Sofía cuando se enteró de su participación activa en el congreso Multiplicity en la Invisible. "Le mandé un escrito cuando supe que iba a venir. Es un edificio en proceso de desalojo y le ofrecía cualquier otro edificio de la ciudad para hacerlo. Él me contestó diciendo que él creía que estaba bien hecho ahí", critica.
El portavoz de la Casa Invisible transmite su deseo de dialogar con el Ayuntamiento para llegar a un acuerdo. Sin embargo, Losada cree que "ha llegado el momento de darle otra solución". "Ya llevamos 15 años con el edificio así. No puede ser que se haga a voluntad de un colectivo", se despide. Mientras tanto, el tiempo corre en contra de todos.