Seis victorias consecutivas y el Pichichi de la categoría, que además es un viejo conocido que no dejó buenos recuerdos en Martiricos. Esa es la carta de presentación del rival al que se enfrentará el Málaga C.F. en la primera final de las cuatro que le quedan de aquí a final de temporada, el Real Oviedo.
Los carbayones son ahora uno de los equipos más en forma de la categoría y esa racha de victorias en el tramo más importante de la temporada los ha colocado en puestos de playoff de ascenso a Primera División, con los que ha coqueteado a lo largo de todo el campeonato, pero en la que solo han estado seis jornadas. Entre la 34 y la 38, y esporádicamente en la jornada 5.
A esa racha está contribuyendo de manera notable el momento de forma de uno de los pichichis de la categoría: Borja Bastón. El delantero madrileño se ha reencontrado consigo mismo en el Carlos Tartiere y suma 19 goles en lo que va de curso, igualado con Stuani y Stoichkov, del Girona y Eibar respectivamente.
Bastón es un viejo conocido de La Rosaleda en la que no dejó un gran recuerdo. Perteneció al Málaga en la temporada 2017-18, la del último descenso a Segunda, y su rendimiento estuvo lejos de los esperado, con solo dos goles en su cuenta. Después de varios cursos con la pólvora mojada desde su última gran temporda, la 2015-16 en el Eibar, donde anotó 18 goles en Primera División, Borja Bastón están en las cifras de su mejor año, el 2014-15, donde anotó 22 goles con el Zaragoza en Segunda. En La Rosaleda no le espera un recibimiento cariñoso.
Ziganda ha armado un equipo en el que el uruguayo Gastón Brugman, Luismi y Javi Mier están llevando la batuta en el centro del campo y Borja Sánchez, descolgado a la izquierda, es otro de los referentes. En el centro de la defensa, Dani Calvo y David Costas son inamovibles, escoltados en las bandas por el francés Cornud y Lucas.
En definitiva, un equipo muy reconocible y que, como ha reconocido Pablo Guede en la rueda de prensa previa al choque de este sábado, "con espacios son letales".