El Ayuntamiento de Málaga da un paso importante en su apuesta por la movilidad sostenible y anuncia la próxima compra de los dos primeros autobuses de hidrógeno que pasarán a formar parte de la flota de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT). Vehículos 100% eléctricos gracias a la pila de combustible que convierte el hidrógeno en electricidad.
El anuncio ha sido verbalizado este viernes por el alcalde, Francisco de la Torre, quien ha estado acompañado del concejal de Movilidad, José del Río, y la edil de Innovación, Susana Carillo. De acuerdo con la información aportada, esta compra forma parte del segundo tramo de los Fondos Europeos Next Generation, con un importe estimado superior a los 1,5 millones de euros.
Con esta próxima licitación y las nuevas que están previstas con las ayudas europeas, la flota de la EMT pasará a disponer a corto plazo con 59 vehículos de nueva generación, ecológicos. De ellos, 37 son eléctricos-híbridos (ya hay 25 en funcionamiento y otros 12 se unirán a la red en los próximos días); 10 eléctricos 100%, unidades compradas y en producción (primer tramo Next Generation); 10 nuevos pedidos 100% eléctricos (segundo tramo Next Generation); y 2 autobuses de hidrógeno (segundo tramo Next Generation).
Actualmente, la EMT está testando modelos de este tipo de autobuses de hidrógeno de la empresa CaetanoBus. Lo hace, eso sí, de manera interna, sin incorporarlo en la red de transporte urbano.
El vehículo en pruebas, H2. CityGold, carece de motor de combustión y funciona mediante la energía proporcionada por una pila de combustible que transforma el hidrógeno verde en electricidad, que se recarga desde una hidrogenera o surtidor de hidrógeno.
Monta un motor eléctrico que desarrolla una potencia nominal de 180 kW. Cuenta con tres baterías con una capacidad de 44 kWh cada una y ofrecen una autonomía de mínimo de 400 kilómetros, lo que permite al autobús funcionar durante una jornada de trabajo.
El autobús de hidrógeno es de cero emisiones, dado que el único producto residual que produce es vapor de agua, que se expulsa por el tubo de escape. Asimismo, supone un salto cualitativo, ya que se eliminan los límites de autonomía como consecuencia de la capacidad de las baterías que incorporan las primeras generaciones de autobuses eléctricos.
Esta compra forma parte de la estrategia municipal por reducir de manera drástica el vehículo privado en la ciudad y apostar por otros medios alternativos. Con este objetivo, la EMT se marca el reto de que el año 2035 toda la flota de autobuses urbanos pase a ser eléctrica.
Una medida que, según los estudios, tendrá importantes repercusiones medioambientales, como la reducción del 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto la situación actual, una reducción de emisiones de 32.422 grCO2/km.; se dejarán de emitir a la atmósfera 11.250 kg de gases contaminantes anuales, así como 750 kg de CO2 anuales. Al tiempo, se reducirá un 10% del impacto acústico para velocidades por debajo de 50 km/h.