Nueve meses dan para una gestación, para un curso de inglés en Irlanda o para un viaje de vuelta al mundo en crucero (que quién pudiera)… Nueve meses, con sus noches y sus días, es lo que resta para que nos veamos de nuevo en una cita electoral, en este caso de carácter municipal, y donde se pondrán en juego muchas cosas en cada una de las demarcaciones en que somos llamados a las urnas. Nueve meses por delante, pero menos para que Paco nos cuente qué pasa con su vida: si quiere seguir comandando La Casona o si prefiere echarse al agua a cualquier hora del día, tal como ha comentado en más de una ocasión, cuando hablaba de compatibilizar corbata con traje de baño.
En esas anda el veterano regidor, que hace unos días confesaba estar aún “jugando” con las piezas de su agenda, para dar con la fórmula que le permita seguir siendo “don Francisco de Málaga” durante unas horas, pero “Paco, el familiar”, el de la natación y la lectura tranquila, en otro buen tramo del día. No es fácil que eso ocurra, primero porque las obligaciones de un alcalde en una ciudad como esta no son pocas (nadie mejor que él sabe esto), y segundo, porque más de veinte años de rutina no se rompen fácilmente, menos aún cuando ya tienes cierta edad. La decisión aún tardará algo, aunque se apunta cercana: “Antes del otoño”, comentaba la pasada semana a un grupo de periodistas. Veremos.
Inquietos sus acérrimos, nerviosos sus compañeros de partido (el lógico efecto dominó de una decisión como la mencionada) y tensos, también, en la oposición. Saben que no es lo mismo verse con De la Torre en unas elecciones (algo así como el Madrid en las grandes finales) que respirar aliviados tras la certeza de que el regidor más veterano que jamás tuvo esta tierra no repite. De la decisión del actual alcalde dependen actualmente muchas piezas, que ahora mismo se mueven con el nervio de un vaso de agua sobre el escritorio de un niño pequeño. Unas semanas más y salimos de la duda. Él, de momento, se ha vuelto a dar un chapuzón (y no es pequeño) en la tradicional Travesía a nado del Puerto, solo apta para valientes… o para alcaldes dispuestos a demostrar ‘eterna juventud’.
11 de agosto y la Feria a la vista. El sector turístico, pletórico, porque se devuelve al mes de agosto esa cita clave para el reclamo al de fuera. Faltó en los dos años anteriores y este 2022 es el del ‘desahogo’ para quienes, sencillamente, viven de esto. Malagueños con alma de fiesta, foráneos con inquietud por conocer “ESO” de lo que tantas veces han oído hablar, que ocurre cada mes de agosto en la capital de la Costa del Sol. Solo que "ESO” no termina de gustar a a todos y, de no ser por unas cifras clamorosas que no dejan lugar a la duda en lo económico, otro gallo cantaría. Prueben a hacer un ejercicio simple: pregunten a 10 de sus amigos, residentes en Málaga capital, qué les parece el actual modelo de Feria y la invasión de un centro histórico que acaba siendo copado por la muchedumbre, por cajas de vino y por miles y miles de vasos de plástico. Si alguno de esos conocidos vive en la zona centro, aléjense antes de formular la pregunta, no vaya a ser que la emprenda con usted a golpes, solo por la dichosa preguntita.
Por cierto: agosto y ‘fresquito’, que puede serlo más si aquellos lugares donde la climatización juega un papel clave, son ahora como esa cerveza a temperatura ambiente que nos ponen cuando viajamos al norte de Europa. El ‘ni fu ni fa’ del paladar, ahora en versión termostato en espacios públicos, donde desde este miércoles toca limitar a 27 grados el aire acondicionado y a 19 la calefacción.
El nuevo “esfuerzo” que nos pide el Gobierno pasa ahora por controlar los niveles de gasto de energía en casa. Pasa también en nuestros negocios, donde a partir de las diez de la noche, toca apagar luces de escaparates, en el marco de una medida que nace con una carga de lógica directamente proporcional a los matices de improvisación y falta de consenso, a las que ya nos hemos acostumbrado con estos decretos estatales.
¿Y la portada? “La portada bien, gracias”, dicen desde el Ayuntamiento. Al menos aquí no llevamos corbata a estas ‘guerras’. Ventaja que llevamos y un respiro para Sánchez.
Farolillos ya colgados, casetas (o algo parecido) ya montadas en la Constitución. Ya estaría. La Feria ya está, sin duda. Muchos, deseando pisarla; otros (y no pocos) deseando que se acabe. La Málaga de los contrastes.