El futuro de uno de los más estratégicos solares del Centro Histórico de Málaga, sobre el que se levantaron los simbólicos cines Astoria y Victoria, sigue por definir. El lienzo en el que se ha convertido la parcela desde que fuesen demolidos los viejos edificios, hace ahora tres años, está a la espera de que se fijen las bases sobre las que asentar el futuro equipamiento cultural que, conforme al propósito del actual equipo de gobierno municipal, se levantará para llenar el vacío.
Y en ello andan desde hace meses los técnicos de la Gerencia de Urbanismo, dando contenido al pliego de condiciones que regirá la contratación del anteproyecto que, ya sí, construirá los cimientos del nuevo desarrollo.
La tarea, en cualquier caso, no parece sencilla dados los numerosos condicionantes que pesan sobre el sector. La supresión de las antiguas edificaciones liberó de toda barrera el lateral este de la Plaza de la Merced, permitiendo una visión diáfana de su relación con la calle Alcazabilla y con la Alcazaba.
Circunstancia que han aprovechado algunos para defender la necesidad de dejar libre de ladrillo ese lateral; otros, para reclamar que el inmueble futuro sea de bajas dimensiones.
En ambos casos, la dirección fijada por el Ejecutivo local es otra. Primero, porque cree que la plaza debe estar cerrada; segundo, porque responder a las necesidades de espacio ya expresadas por los responsables de Málaga Procultura en el equipamiento pretendido, que servirá de centro dedicado a la danza y de complemento al Teatro Cervantes, obligan a consumir toda la edificabilidad que permite el planeamiento.
Cuestiones que han de tomarse en consideración en la redacción del anteproyecto, paso técnico previo para que a lo largo del próximo mandato municipal, el Ayuntamiento dé el paso definitivo para licitar y encargar la redacción del proyecto final y la obra del nuevo Astoria.
A todos estos elementos ya mencionados hay que sumar otro ciertamente relevante. Al menos en lo que al debate sobre el Astoria se refiere. ¿Qué va a pasar con los restos arqueológicos encontrados durante los muchos meses de excavaciones?
La resolución dictada por la Consejería de Cultura obliga al Consistorio a proteger y mantener in situ los hallazgos encontrados, entre los que destacan los de época romana encontrados en los extremos norte y sur del sector. Pero no dice nada sobre la necesidad de ponerlos en valor y hacerlos visitables en la futura edificación.
¿Qué va a hacer Urbanismo aprovechando la redacción del anteproyecto? ¿Va a pedir a los equipos participantes que avancen en esta línea? El concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, informa a EL ESPAÑOL de Málaga que la idea es que sean los propios equipos técnicos los que analicen la cuestión y ofrezcan posibles soluciones de conservación y visualización. Si es que las hay.
Es decir, no se establecerá como obligatorio incluir una propuesta de puesta en valor de lo encontrado dada la dificultad de hacerlo compatible con la futura edificación. Sobre ello se pronunció semanas atrás la arqueóloga que estuvo al frente de las excavaciones en el terreno de los antiguos cines, Ana Arancibia.
"Creo que tiene un recurso suficientemente importante en el subsuelo que si se sabe valorizar y situar haría que el edificio sumara, pero para eso hay que darle un par de vueltas y no quedamos con los simple, con lo rápido, con cortar la cinta", expresaba en una entrevista a EL ESPAÑOL de Málaga, donde ponía como ejemplo a seguir lo que hará el propio Ayuntamiento en el Neoalbéniz, donde se podrá visualizar parte de la muralla medieval.
Los interrogantes que se ciernen sobre el futuro de la arqueología del Astoria contrastan con las certezas que Urbanismo parece tener respecto a otros elementos clave de la operación municipal.
Frente a quienes reclaman un edificio de bajo impacto, los parámetros manejados hacen prever un inmueble que alcance la cota de Casa de Campos, la máxima permitida en la plaza, agotando casi en su totalidad la edificabilidad permitida.
Un primer factor al que añadir la negativa de Urbanismo a activar una modificación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) Centro, que ordena el desarrollo urbanístico del ámbito, lo que permitiría introducir ciertas libertades en el diseño del equipamiento. Una reserva municipal avalada por las numerosas ocasiones en las que la Junta de Andalucía frenó y desechó el cambio del planeamiento en los últimos años para este mismo emplazamiento.