Málaga empieza a mover ficha en su ambiciosa apuesta por ampliar el Palacio de Ferias y Congresos, equipamiento que tras unos inicios ciertamente dubitativos se ha convertido en motor económico de la capital de la Costa del Sol. Tanto es así que tras más de una década de análisis y estudios, el Ayuntamiento activa los trabajos iniciales necesarios para afrontar una operación que podría requerir de unos 110 millones de euros de inversión.

Con el objetivo de sentar las bases para la ejecución de un nuevo cuerpo edificatorio, los técnicos de la Gerencia de Urbanismo vienen trabajando en el pliego de condiciones que va a regir la contratación de un anteproyecto con el que perfilar todos los detalles de la intervención.

Así lo ha explicado a EL ESPAÑOL de Málaga el concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, quien ha destacado el valor que desde el equipo de gobierno se da a esta infraestructura.

A la espera de contar con los elementos técnicos necesarios para avanzar en la hoja de ruta trazada, lo que sí es conocido es el deseo del Ayuntamiento de que la ampliación del Palacio de Ferias sea afrontada dentro del proyecto de organización de la Expo del año 2027, evento al que es candidata Málaga. 

De hecho, el plan de acción elaborado por la ciudad para optar a esta celebración, que cuenta con el aval del Gobierno central, lo incluye como una de las infraestructuras a desarrollar, junto con la intervención sobre el Guadalmedina, el Plan Málaga Litoral y el Auditorio.

La necesidad de extender las actuales superficies destinadas a ferias y congresos está sobre la mesa del Ayuntamiento desde hace más de tres lustros. Hay que recordar que ya en 2006 se dieron los primeros pasos en esta iniciativa, recuperada en 2016 con el encargo de los primeros análisis. 

El dosier entregado por Málaga al Bureau International des Expositions (BIE), detallando su proyecto para la Expo de 2027, dedica un apartado específico al palacio. En el mismo se profundiza en cómo debe ser la operación, tasada en 110,5 millones de euros. De esta suma, la mayor parte se destina al aparcamiento, con unos 37,2 millones; 26,9, al nuevo edificio; 15,7 millones a las instalaciones; 7 a la urbanización exterior, y los restantes 23,6 millones al equipamiento.

40.000 metros de suelo

La superficie de los terrenos en que se propone la ampliación es de unos 40.000 metros cuadrados, "sobre los que se podría construir alrededor de 25.000 metros de edificación y bajo rasante, unos 50.000 metros". Ello abre la puerta a contar con unas 1.300 plazas de aparcamiento en dos sótanos, que podrían ser hasta 2.000 si se opta por incluir un tercer nivel bajo tierra.

En el análisis municipal se indica que en función del uso que se le dé a la zona ampliada, "podría albergar desde 5.000 personas, como pabellón, y hasta 14.900 como auditorio en pie y gradas". Unos parámetros con los que Málaga tendría la oportunidad de acoger congresos y eventos que actualmente están fuera de su alcance por las limitaciones del edificio actual.

Hay que recordar que en 2006, el arquitecto Ángel Asenjo, padre profesional del actual Palacio de Ferias, ya recibió el encargo municipal para estudiar una posible ampliación de las instalaciones. La idea que manejaba en aquel entonces el equipo de gobierno del PP pasaba por ejecutar un nuevo pabellón, aledaño al actual, con una superficie cercana a los 40.000 metros cuadrados.

Para levantar este nuevo cuerpo, el urbanista pensó en aprovechar el solar ocupado por los aparcamientos. La pérdida de estacionamientos se compensaba con la construcción de dos plantas de estacionamiento bajo la estructura del edificio de nueva planta, con al menos 2.000 plazas.

El Palacio de Ferias y Congresos dispone en la actualidad de un edificio central con 17.000 metros cuadrados de exposiciones (divididos en dos pabellones de 10.800 metros y de 5.969 metros, respectivamente), dos auditorios con capacidad para 900 y 600 personas. 

Hay dos otras dos salas que pueden albergar 450 personas en una extensión de 500 metros cuadrados cada una; seis salas de reuniones con un máximo de 70 personas; un restaurante principal para 1.500 personas, y otras zonas de restauración.