Málaga

Málaga echa el freno de mano en su apuesta por convertir el Cortijo de Torres, el espacio central de la Feria de Agosto, en una city empresarial. Tras dar el primer paso en la exploración de las potencialidades de esta gran extensión de suelo, cuyo uso queda acotado al propio de los festejos, quedando inhábil la mayor parte del año, el Ayuntamiento sigue sin realizar nuevos movimientos.

Un estancamiento que contrasta con el ya casi perenne debate sobre las necesidades que tiene la urbe de disponer de nuevos suelos para oficinas, con el objeto de responder a la alta demanda empresarial, y con la agitación con la que, sin embargo, se desenvuelve desde hace años para planificar el bautizado como Plan Litoral Málaga.

El concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, no habla de paralización en la iniciativa, sino de un escenario temporal en el que el Consistorio está manteniendo contactos con algunos grupos que han mostrado interés en la operación y a los que se ha remitido la documentación disponible.

"Estamos encauzando un poco lo que se puede hacer en ese espacio, viéndolo con gente que se ha interesado. No hemos avanzado más porque lo estamos chequeando porque los usos dependerán de lo que el mercado sea capaz de asumir; no quiero avanzar en algo muy concreto si esos usos no los va a querer nadie", explica el edil, quien habla que cualquier avance habrá que entenderlo a medio plazo.

Orígenes de la propuesta

Hay que remontarse a 2019, antes de que nadie atisbase la llegada de la Covid, para fijar el momento en que el alcalde, Francisco de la Torre, asumió la necesidad de analizar hasta qué es razonable que la capital de la Costa del Sol únicamente rentabilice los terrenos expropiados para el Real de la Feria diez días al año. Un pensamiento avalado por muchos expertos inmobiliarios, que por aquel entonces subrayaban la oportunidad que presenta este espacio para construir edificios de oficinas.

Infografía de algunos de los edificios de oficinas planteados.

La parcela, situada junto a la ronda oeste de la ciudad y al Palacio de Ferias y Congresos, se localiza en la zona natural de expansión de la urbe hacia el oeste. Tras abrir un periodo de reflexión, el Consistorio decidió en 2020 avanzar y contratar una asistencia técnica mediante la que disponer, al menos, un esbozo de las posibilidades del espacio.

Un documento que vio la luz hace ahora casi año y medio. El trabajo, realizado por un equipo encabezado por Francisco González y Juan Gavilanes, ponía sobre la mesa la posibilidad cierta de crear una nueva centralidad en la ciudad con el elemento terciario como protagonista principal y compatible con la permanencia de las casetas de feria.

Como en todos los megaproyectos que últimamente se perfilan en la capital, los números que rodean la intervención de Cortijo de Torres elevan la complejidad de avanzar en la misma. Los avances del estudio de arquitectura estimaron la inversión en 232 millones de euros. Una suma con la que actuar sobre una zona de 141.660 metros cuadrados.

La propuesta asigna al conjunto de terrenos un techo edificable máximo de 91.893 metros para oficinas (3,5 veces lo que actualmente se proyecta en Muelle Heredia del puerto), 2.700 metros para comercial y 42.000 metros cuadrados de suelo previsto con uso ferial/industrial. 

Una de las particularidades del estudio es que propone convertir las actuales casetas de uso temporal en edificaciones concebidas como contenedores suficientemente versátiles para recibir nuevos usos polivalentes, generando un paisaje permanente y creando una infraestructura que consolide el actual recinto ferial.

El Ayuntamiento aprovecha la iniciativa para recuperar su vieja aspiración de ampliar el Palacio de Ferias. Iniciativa recientemente vinculada a la candidatura de la Expo Internacional del año 2027. Otro de los usos más potentes previstos es el de aparcamiento subterráneo, con una superficie de casi 83.500 metros y 2.800 plazas.

En la presentación de este avance ya se informaba de que la intervención requería de una modificación del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), lo que requiere varios años de tramitación e informes. En este año y medio, Urbanismo, como confirma López, no ha movido pieza alguna.

Más detalles de la operación

La propuesta de ordenación fija la intervención más directa sobre la calle José Blázquez, que pasaría a convertirse en un eje en el que concentrar actividades diversas y complementarias. Se proyecta un nuevo frente edificado de manzanas que se emplazan sobre el límite oeste de la actual parcela de aparcamientos en superficie del Palacio de Ferias y en continuidad con la parcela destinada al hotel que prevé el Plan General. 

El programa propuesto conecta unos usos a nivel de la calle relacionados o bien con los habituales del Palacio de Ferias o con otros usos. Para dar forma a estos desarrollos, los urbanistas optan por dos modelos: el primero, denominado Zócalo Manzana Feria, hace referencia a las parcelas del actual recinto ferial en las que plantean usos feriales, deportivos, culturales, de carácter temporal que también permitan su ocupación durante los festejos. Para el mismo se dibujan bloques de planta baja, con una altura de 10 metros. 

El segundo modelo, que afecta a las manzanas sobre el actual aparcamiento del palacio, bautizado como Zócalo Manzana Palacio, "debe prever la integración de una futura ampliación de este equipamiento con usos comerciales que enriquezcan y complementen el entorno a nivel de calle".

Es en la parte superior de las dos manzanas donde se fija en altura el uso principal de oficinas. La previsión es que la cota máxima de estos desarrollos sea de seis, siete y ocho plantas, respetando los límites marcados por las nuevas servidumbres del aeropuerto de la Costa del Sol

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