El nombre de Porfirio Smerdou está grabado en la memoria de quienes aún recuerdan las atrocidades ocurridas en Málaga durante la Guerra Civil. Su heroicidad fue la de refugiar en su ya desaparecida vivienda de la Avenida República Argentina, en la zona Este de la capital, a centenares de personas de uno y otro bando que, de otro modo, hubiesen quedado indefensas.
Aquella gesta valió para que Porfirio fuese rebautizado como el Schindler de Málaga, emulando al protagonista de la película de Steven Spielberg La lista de Schindler. Porque quien fuera cónsul de México en aquellos años también tuvo su particular lista de supervivientes.
Pese al logro, en forma de vidas salvadas, su figura ha pasado ciertamente desapercibida durante años. El anuncio de que su antigua casa, Villa Maya, iba a ser demolida por la nueva propiedad generó un movimiento social contrario al derribo, por considerar el inmueble un lugar digno de ser reconocido y mantenido.
La piqueta acabó haciendo su trabajo y el refugio de la contienda desapareció. Queda constancia de aquella construcción con una placa que luce en la entrada a la villa. Este episodio puso en evidencia la inacción de las administraciones para rescatar del olvido a ciertos personajes y espacios como Villa Maya. Una deuda que ahora quiere pagar el Ayuntamiento con la concesión a título póstumo de la Medalla de la Ciudad y su nombramiento como Hijo Adoptivo.
Tras el acuerdo alcanzado por el Pleno municipal en marzo de 2019 para otorgarle esta distinción, es ahora cuando concluye con éxito el expediente. La Comisión municipal de Cultura que se celebra este miércoles incluye entre sus puntos del día el acuerdo para la concesión de la citada medalla, asunto que será ratificado en la próxima sesión plenaria.
En el expediente, se subraya que la medalla viene a reconocer "su labor humanitaria en los episodios de la Guerra Civil en Málaga, salvando la vida de numerosos malagueños".
Según se recoge en la documentación, al arrancar la Guerra Civil y la persecución ideológica y asesinato de los no afines al Gobierno republicano, Smerdou aprovechó sus contactos y amistades para "brindar refugio en su domicilio particular, Villa Maya, a cientos de malagueños militantes del carlismo, falangismo y conservadurismo, cuyas vidas corrían peligro".
Tras la entrada en Málaga de las tropas sublevadas en 1937 y comenzar la persecución al bando republicano, "Smerdou acogería igualmente a seis políticos republicanos que acudieron en su ayuda".
"Logró evacuar de la ciudad a cuantiosos malagueños, camino a Gibraltar, Marruecos o Marsella", añade. Y convenció a otros mexicanos residentes en la ciudad para que refugiaran a más de 65 españoles y el cónsul argentino le cedió un consulado abandonado para que albergara a un número mayor de personas.
La propuesta cuenta con un número importante de adhesiones, entre las que cabe resaltar la de la Academia Malagueña de Ciencias, que pone en valor "su excelsa labor humanitaria, su hombría de bien y el amor a la ciudad"; o la de los Hermanos Maristas Comunidad de Málaga, que destaca a Smerdou como una "persona íntegra y muy comprometida en todos los campos donde él podía ayudar, (políticos, religiosos, sociales) dada su gran talla humanitaria".