Otra manera de pensar en el río Guadalmedina y, en especial, de su entorno urbano, históricamente "maltratado", es posible. O al menos así lo cree el grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla que a lo largo de los últimos 15 meses ha dado forma a un profundo y novedoso análisis sobre los espacios urbanos transversales al cauce.
Lejos de entenderlo como "una grieta que divide la ciudad", los responsables del trabajo ponen en valor la "oportunidad" que el mismo representa para afrontar un necesario proceso de transformación y mejora de las zonas aledañas, con El Perchel Norte y La Trinidad como barrios tradicionales nacidos en las márgenes de un río que, en esencia, "los mantiene históricamente relegados" y desconectados del Centro histórico.
Una de las grandes aportaciones de este trabajo, desarrollado al albur de una subvención de la Consejería de Fomento en 2021, es que define una metodología científica con la que abordar intervenciones en estos focos "de una forma integral, privilegiando sus más diversos aspectos, desde diferentes perspectivas, escalas y disciplinas e incorporando herramientas tecnológicas".
El proyecto ha contado con un amplio equipo multidisciplinar con técnicos en arquitectura, urbanismo, geografía, historia del arte, antropología y sociología. Entre sus propuestas destaca potenciar el río como corredor urbano-cultural entre las dos márgenes en el entorno del Puente de los Alemanes, "favoreciendo el movimiento de personas, acciones culturales y actividades económicas, entre el centro histórico turistificado y el degradado barrio de la Trinidad".
Para los especialistas, cabe la posibilidad de impulsar mejoras sustanciales sobre este entorno urbano sin que ello implique un gran impacto económico. Y ello mediante una metodología de actuación "ágil" para regenerar puntos urbanos concretos del entorno del río, "permitiendo una mejora significativa" sin contravenir la seguridad del río.
"Nuestro proyecto no es el Guadalmedina sino los espacios que traspasan al Guadalmedina", precisa Lourdes Royo, profesora titular del Departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónicas de la ETS de Arquitectura de Sevilla e investigadora principal del proyecto.
Subraya la necesidad de que el plan especial para intervenir sobre el cauce, en el que viene trabajando desde hace años el Ayuntamiento, "tenga en cuenta que las transformaciones urbanas no pueden desligarse de la historia, del patrimonio". "Cualquier actuación en el cauce tiene que tener en cuenta la ciudad que vive en la zona y que hay que mejorar la calidad ambiental y la arquitectura", añade.
Carga histórica de los barrios
Con este objetivo, se ponen sobre la mesa dos pilares. El primero de ellos de "naturaleza cultural", reclamando la puesta en valor de los espacios urbanos "con una fuerte carga histórica", así como la difusión de patrimonio cultural de la zona. Para ello, es preciso dar a conocer la evolución del barrio remarcando su arquitectura conventual, sus tipologías arquitectónicas tradicionales conservadas, sus pinturas murales rescatadas…
La segunda línea de acción pasa por desarrollar actividades culturales sostenibles sobre los elementos del patrimonio urbano existentes. Entre las actuaciones propuestas se incluye ensalzar aquellas manifestaciones culturales tradicionales relacionadas con la historia del Perchel y la Trinidad, así como la promoción de los recursos locales (gastronómicos y culturales), "diversificando actividades en otras zonas de la ciudad con mayor carga turística".
"No todo el turismo está en el Centro, hay mucho patrimonio que debe ser visibilizado; no se puede transformar la ciudad sin contar con los ciudadanos", defiende Royo, quien subraya la necesidad de intervenir sobre el paisaje urbano para que Málaga pueda "significarse como ciudad y no como algo que visitar en un crucero".
En este sentido, una de las ideas fuerza de la propuesta pasa por fomentar las "identidades locales", lo que, a juicio de los investigadores, "evitará la presión que pueda ejercer el proceso de gentrificación experimentado en otras zonas del Centro histórico, manteniendo el propósito de equilibrar esfuerzos por generar actividades en torno al río al mismo tiempo que permitir la accesibilidad a todos los espacios urbanos de las zonas principales del Perchel y la Trinidad".
Orígenes de El Perchel y La Trinidad
En el documento se recuerda cómo los primeros asentamientos que se conocen del arrabal de El Perchel, en la margen derecha del río Guadalmedina, son hispanoárabes. El Perchel quedó vinculado a su industria de secado de pescado, el cual se colocaba en perchas o palos y que terminaron por administrar al barrio como El Perchel o Los Percheles.
Esta industria se desarrolló a las afueras de la ciudad, siendo la Puerta de la Espartería el único canal de comunicación directa con la ciudad amurallada. "Esta situación determinaría desde el primer momento un arraigado sentido de pertenencia al barrio, frente a los que estaban al otro lado de las murallas, los percheleros vivían más cerca del mar", se menciona en el estudio.
Sobre estos terrenos, no obstante, surgieron construcciones civiles que irían conformando el urbanismo del barrio con una densa red viaria y definiendo un núcleo poblacional que sufrió las crecidas y desbordamientos del Guadalmedina.
El Perchel también fue una zona propicia para el desarrollo industrial, con el establecimiento de fábricas, ferrerías y destilerías dirigidas por las familias Heredia y Larios. También se establecieron bodegas y aceiteras, pero destacó la firma de la línea ferroviaria Córdoba-Málaga y su estación de ferrocarril, en 1865.
El avance demográfico del barrio continuó en las siguientes décadas con los puentes que unieron con el Centro y la Alameda. Las fuentes históricas concluyen que las condiciones de vida eran "pésimas", al carecer la población de las más elementales necesidades básicas como el agua corriente o el alcantarillado.
Actualmente se mantienen reconocidos edificios protegidos patrimonialmente, caso del Asilo de las Hermanitas de los Pobres (1868), la antigua Casa de Socorro del Llano de Doña Trinidad (1918), el Edificio de Italcable (1926) o la Casa del Obispo, del s. XVIII, en el encuentro de las calles Cerrojo y Huerta del Obispo.
La Trinidad, por su parte, nació en el lugar donde estuvo instalado el campamento de Isabel la Católica durante el asedio a Málaga. Una vez finalizada la contienda, se levantó una pequeña ermita en honor de San Onofre, asegurando los cimientos del futuro convento de los trinitarios.
A juicio de los investigadores, el año más importante en el siglo XX para ambos barrios "lo marcaría la construcción del Puente de la Aurora", que ha tenido continuidad en los años 80 del pasado siglo con iniciativas regeneradoras centradas en la rehabilitación de casas y corralones.
Desde el equipo se destaca la necesidad de incluir los objetivos de los ODS de Naciones Unidas, que enlazan con la Agenda Urbana 2050, “donde se asume la cultura como uno de los ejes de desarrollo, junto a la sostenibilidad o el conocimiento”.
"Teniendo en cuenta los documentos Plan de Reactivación de Málaga frente a la pandemia y su engarce con la Estrategia Málaga 2020-2030, la Agenda Urbana de Málaga 2020-2050 y el Plan Especial del Guadalmedina, somos conscientes de que uno de los retos más importantes para Málaga lo constituye la integración del río en la ciudad", admite la doctora Royo.