El trozo de pastel que representa la vivienda turística en la actual oferta alojativa de Málaga sigue creciendo de manera llamativa. Tal es el peso que esta modalidad tiene en la capital de la Costa del Sol que ya son más de 8.000 los pisos regulados e inscritos en el registro de la Junta de Andalucía, lo que se traduce en casi 39.500 plazas.
El dato, extraído por EL ESPAÑOL de Málaga del Sistema de Inteligencia de Destino del Área de Turismo del Ayuntamiento, es el más elevado de todos los obtenidos en los últimos siete años.
De las apenas 943 viviendas con fines turísticos recogidas en 2016, con 4.015 plazas, se ha pasado a un pico medido de 8.008 inmuebles y 39.500 plazas, correspondientes al pasado mes de agosto. La comparativa de ambas realidades constata que en el caso de las viviendas reguladas, el valor se ha multiplicado por más de 8.
Siendo ciertamente impactante la confrontación de la situación actual con lo que sucedía en 2016, no lo es menos la variación que se observa en agosto respecto al arranque de 2022. De acuerdo con la base de datos municipal, que se nutre de información de la Consejería de Turismo y del propio Consistorio, a inicios del presente ejercicio eran 6.984 los pisos turísticos regulados en la ciudad, 1.024 menos que en agosto.
Es decir, en apenas ocho meses se ha observado un aumento de este tipo de oferta del 14,6%, siendo el aumento de plazas de 3.620. Y todo ello en un escenario temporal en el que el Ayuntamiento ya ha expresado de manera pública su deseo de articular mecanismos para poner freno a la proliferación de este modelo de alojamiento, primando, por el contrario, el hotelero.
El pasado mes de mayo, aprovechando un encuentro inmobiliario ligado al sector hotelero, el propio alcalde, Francisco de la Torre, fue explícito: "Hay muchas viviendas turísticas y no queremos crecer más; no queremos crecer en la cantidad turística; queremos crecer en calidad turística".
Una afirmación que choca con los datos objetivos, que no incluyen aquella oferta que no está regulada. El mensaje del regidor malagueño vino a coincidir con la labor que desde hace meses viene realizando la Gerencia de Urbanismo para buscar el modo de poner límites a esta actividad.
Pese a los trabajos ya avanzados, la realidad es que Málaga sigue sin disponer de una ordenanza específica para actuar en el sector. Y no parece que la vaya a tener de manera inmediata, por cuanto el deseo del equipo de gobierno era esperar a que la Junta de Andalucía desarrolle el nuevo decreto diseñado para ordenar estas viviendas.
El análisis de los datos municipales corrobora lo que viene siendo una realidad desde 2017, cuando la vivienda turística dio el sorpasso y superó por primera vez a los hoteles como principal oferta de alojamiento de la capital. Ese ejercicio ya había 12.489 plazas en este tipo de pisos, frente a las 12.297 de los establecimientos hoteleros tradicionales.
La diferencia entre ambos modelos ha ido creciendo con el paso de los ejercicios, hasta llegar en el mes de agosto pasado a ser mucho más del doble. Mientras que los hoteles de la capital ofrecen unas 14.500 plazas de estancia, las viviendas turísticas presumen de casi 39.500.
Y ello ocurre en un momento en el que es evidente el crecimiento de la planta hotelera de la ciudad, compuesta en la actualidad por 175 inmuebles, cuatro de ellos de 5 estrellas y 31 de 4 estrellas. Diez años antes, en 2012, la oferta de hoteles de la ciudad era de apenas 126 edificios, sólo uno de ellos de 5 estrellas.
El quesito de la oferta de alojamiento de la urbe, convertida desde ya hace años en nuevo referente turístico en España, se completa con la alternativa de los apartamentos turísticos, que también han proliferado como apuesta de grupos de inversión. Actualmente, esta modalidad incluye 220 inmuebles (27 más que en 2021), con 6.280 plazas.