Habrá quien no comparta del todo la idea de que en España somos muy de tradiciones, pero lo que sí está claro es que el que más o el que menos ha participado alguna vez en el sorteo de la lotería de Navidad. Ya sea por la ilusión de que pueda llegar a tocarnos un buen premio o por miedo a ser el único que no compre en nuestro puesto de trabajo y se quede sin nada mientras que el resto celebra.
Málaga no es ajena a esta tradición al igual que tampoco lo son sus barrios. El distrito 11 de la capital, Teatinos-Universidad, es uno de los que más se está modernizando en los últimos años. Sin embargo, podemos seguir encontrando administraciones de lotería de toda la vida en sus avenidas.
Juan Ruiz es el dueño de Tita Lina, en la calle Franz Kafka. Desde mediados de julio que es cuando reciben los décimos del sorteo del día 22 no han parado de vender boletos. “Tenemos varios números que se venden muy bien. Uno de ellos es el que llevamos todos los del barrio, el 10153 y el que se corresponde con el código postal -29010-”, cuenta el lotero.
Su administración es la número 33 y desde el año 2007 lleva trabajando como empleada María Jesús Hernández. Hace cuatro años esta trabajadora vivió una situación muy similar al famoso anuncio de la lotería de 2014 donde Manuel es el único cliente del Bar Antonio que no compró un décimo que acabó siendo el ganador. Hernández le guardó un número de la Lotería Nacional a un cliente que llevaba diez años comprando la misma combinación y que resultó ser premiada con 60.000 euros.
Esta no es la única anécdota curiosa que han vivido en la administración. Aunque nunca han llegado a vender el Gordo, sí dieron el tercer premio hace justamente tres años.
Siguiendo con las anécdotas, en el 2021, casi consiguen repartir una pequeña alegría entre los vecinos. Por error, los niños de San Idelfonso cantaron durante el sorteo el número 36999, un número que reconocieron al instante, puesto que se corresponde con una combinación conocida en la administración, por estar relacionada con la nieta del dueño. Desde Tita Lina habían vendido unos mil décimos con este número. Al principio la alegría, aunque solo fuera por recibir 100 euros, la famosa pedrea, se adueñó de todos los afortunados, ya que cien euros pueden ser útiles para preparar con más alegría la cena de Nochebuena, pero esta se fue desvaneciendo poco a poco al comprobar que el número no resultó ser premiado quedando todo en una pequeña anécdota en la que los chavales simplemente se equivocaron.
"Hay números clásicos como el 7 y el 5 que se venden mucho. Lo mismo pasa con el 13, que a pesar de decirse que da mala suerte los clientes lo demandan sin parar. Es de las terminaciones que antes se acaban", explica Hernández. Mayormente sus compradores son los vecinos de siempre. Por su cercanía a la Ciudad de la Justicia, también acuden hasta la administración muchos profesionales de los juzgados: jueces, abogados y fiscales.
Los bares y establecimientos de la zona se surten del mismo modo de este comercio al igual que los colegios Carmen de Burgos, Almudena Grandes, Denis Belgrano, Los Prados y el instituto Sierra de Mijas. No solo en la capital malagueña vende esta pequeña administración de Teatinos, la número 33, tienen pedidos en el norte de la provincia, Granada y Córdoba. Es decir, que si toca el gordo este año, es posible que este esté repartido por Andalucía.
La hora punta en cuanto a ventas es por las mañanas y este año, además, han notado un aumento considerable de la clientela, pero el dueño del establecimiento número 33 siente que las medianas y pequeñas administraciones como la suya están “abandonadas”. Explica a EL ESPAÑOL de Málaga que tienen las mismas comisiones desde hace más de 20 años y con eso le es imposible costear sueldos y facturas que sí elevan su precio cuando él se encuentra con los suyos congelados. Agradece el comportamiento y la colaboración de la delegación de Málaga, pero pide más ayuda desde la corporación central de Loterías y Apuestas del Estado en Madrid.