Llevan un año redondo. Hace apenas unos meses, casi a modo de predicción, este periódico ya avisaba de que La Piedad, una administración que lleva abierta desde el año 1987 en la barriada de El Molinillo, en el Centro de Málaga, se estaba convirtiendo en la Doña Manolita malagueña. En lo que va de año llevan repartidos más de ocho millones de euros en grandes premios de sorteos como La Primitiva, la Bonoloto... y ahora el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Porque sí, aunque parezca increíble, esta administración también ha vendido un décimo del Gordo.
Adrián y Raquel, la pareja propietaria de la administración número 35, situada en Duque de Rivas, estaban pletóricos este mediodía tras llegar a la administración temblando de los nervios. Reconocieron el 05490 en cuanto lo escucharon. "Nos sonaba y fuimos corriendo a la lista a comprobar que lo habíamos vendido", cuentan con alegría.
Su padre, Salvador, fue quien dio el Gordo en el año 1998. Ellos dieron el segundo premio del Sorteo del Niño el año pasado y ahora repiten con el Gordo. "Desde que mis padres, Salvador y Ana, empezaran en esto en el año 1987, ha sido un no parar, pero es cierto que el último año ha sido una locura. Hemos dado premios millonarios de la Bonoloto, Primitiva...", explican.
Como en el resto de administraciones malagueñas, solo han vendido un décimo premiado. Lo único que saben es que es de máquina. "Si es del barrio, esperamos el detalle. Y si es de Toledo porque lo ha comprado online, esperamos que baje para Málaga y nos traiga un jamón como mínimo", bromea Adrián, con una gran sonrisa en la cara. Según cuenta la pareja, desde que comenzara la pandemia, son cada vez más los que se animan a comprar décimos por Internet por la comodidad que les supone.
En cuanto al día, este ha sido un vaivén de vecinos, periodistas... Con todos ellos han querido brindar con vino quitapenas malagueño. "Nada de otras bebidas, aquí con producto malagueño", decía con orgullo Raquel, que pese a que no se lleva nada en metálico, sí que espera que se genere el efecto llamada habitual de cara al Sorteo del Niño. "Yo no digo nada, la suerte llama a la suerte y nosotros llevamos una racha buenísima...", dice riendo.
Después de tantos años en la administración, reconoce que uno aprende a entender que los décimos premiados pasan por las manos del lotero y no pasa nada. "No nos pesa, nuestra alegría es repartir premios, así lo he visto yo desde que soy pequeña", zanja.