Con el sonido de las doce campanadas y la llegada de 2023 se abre de par en par la puerta del Centro de Málaga al Metro. Su llegada al corazón mismo de la capital de la Costa del Sol tendrá lugar 17 años después de que los operarios ejecutasen sobre el terreno de la calle Villanueva del Rosario, en el distrito Carretera de Cádiz, las primeras zanjas.
Era febrero de 2006 cuando el suburbano malagueño empezó un viaje aún inconcluso. En el mejor de los casos, su particular trayecto no quedará completado hasta que a finales de 2027, si se cumplen las estimaciones, alcance la zona norte de la urbe malagueña, enlazando el entorno de El Corte Inglés con el futuro tercer hospital de la ciudad.
El salto desde el intercambiador de Renfe, donde desde mediados de 2014 confluyen los dos ramales del ferrocarril urbano, hasta la Alameda Principal supone un hito mayúsculo para un medio de transporte que, pese a lo mermado de su trazado, forma parte del día a día de miles de malagueños.
Confrontar el recorrido actual con el que se dibujaba sobre el mapa del municipio en el origen de la operación permite recordar que la de Atarazanas no era la última parada en dirección hacia el este. Esa localización correspondía a Malagueta, estación proyectada en la zona del Paseo de Reding.
Sin embargo, el encarecimiento de la construcción (de una infraestructura adjudicada en unos 400 millones a una que pasará los 900), unido al retraso en el desarrollo de los trabajos, obligaron a la Junta de Andalucía, como promotora de la actuación, y a sus socios privados a reajustar en varias ocasiones las piezas del puzzle.
Ello hizo que lo que iba a llegar hasta el entorno de la plaza de toros, previo paso por el Paseo del Parque, culmine en mitad del lateral norte de la Alameda Principal. Para compensar la rebaja del recorrido y, por ende, la pérdida previsible de pasajeros, se incorporó a la ecuación la prolongación hacia el Hospital Civil. Primero, en superficie; después, soterrado.
En aquel esquema inicial, perfilado por el consorcio empresarial encargado de la construcción de las líneas 1 y 2 y de la explotación comercial del Metro, el trazado completo del suburbano hasta Malagueta tendría que haber estado acabado y en servicio en febrero de 2009. Tomando como referencia esta afirmación, el Metro acabará atravesando la barrera del Centro 14 años después de lo que llegó a imaginarse.
Pese a no existir una fecha cierta señalada en el calendario, el avance de las pruebas dinámicas, así como las comprobaciones necesarias para garantizar el buen funcionamiento de los sistemas de comunicaciones y señalización, acortan la larga espera. E invitan a pensar que, ahora sí, la cuenta atrás está próxima a finalizar.
Oficialmente, más allá de los continuos mensajes eludiendo cualquier referencia al día y hora de arranque de las operaciones, lo único cierto es que la Agencia de Obra Pública ha prorrogado hasta finales del presente mes de enero los contratos de instalaciones y arquitectura de estaciones. ¿Para qué? Para hacer coincidir esta fase con la finalización del contrato de señalización ferroviaria y sistemas de seguridad.
La llegada al Centro se convierte, por méritos propios, en el gran episodio del Metro. Sólo con ampliar un kilómetro su actual trazado se estima que la cifra de 6,9 millones de pasajeros anuales de 2019 pase a 14-15 millones.
Pero 2023 no sólo es importante por este motivo. Lo es también porque en los próximos meses, la Junta dará el paso para activar la licitación de las obras de los 1,8 kilómetros que habrán de recorrer los trenes bajo tierra entre la estación Guadalmedina (situada junto a El Corte Inglés) para llegar hasta las puertas del tercer hospital.
El reto obligará a una inversión que se calcula en no menos de 158 millones de euros, según los datos del anteproyecto. Queda por concretar si la Administración regional opta por desgajar el trazado completo en tres piezas, generando otros tantos concursos, o por una sola intervención.