El Metro de Málaga al Centro se topa con un problema serio. La escasa dimensión de la estación Atarazanas, que cuenta con un solo andén lateral para la llegada y subida de viajeros (poco más de 4 metros de ancho por 66 de largo), pone en cuestión que la misma tenga capacidad suficiente para asumir la masiva afluencia de pasajeros que se espera en Semana Santa.
Esta circunstancia genera ahora, a apenas días del arranque de la explotación comercial del trazado final al casco urbano, un quebradero de cabeza para los actuales responsables de la Junta de Andalucía, que heredan la decisión adoptada hace una década por los entonces gestores de la Consejería de Fomento.
Los mismos decidieron fijar en el lateral norte de la Alameda Principal el punto de parada del suburbano, eludiendo la reclamación del Ayuntamiento de que el recorrido tuviese continuidad hasta la Plaza de la Marina, donde sí se podría haber construido una estación mucho más grande que la actual.
Varias fuentes consultadas por EL ESPAÑOL de Málaga confirman que los condicionantes físicos de la estación pueden llegar a obligar a fijar limitaciones en el acceso a la misma durante las puntas de demanda de Semana Santa. "Pueden tener que usar la estación de Atarazanas sólo para la llegada de viajeros, impidiendo la subida; o dejarla cerrada", explican algunas fuentes.
Desde la Administración regional, por el momento, no hay concreción respecto a este asunto y se informa de que se mantienen reuniones con el Ayuntamiento para determinar el funcionamiento previsto.
Una de ellas recuerda lo que ha llegado a ocurrir en la estación Alameda del Cercanías de Málaga, que dispone también de andén lateral y en la que, ante la gran afluencia de pasajeros en Semana Santa, se han adoptado medidas parecidas "por el temor a que la gente se cayese a la vía".
Y llegados a este punto cabe preguntarse ¿por qué la estación del Metro en el Centro es mucho más pequeña que la anterior parada del Guadalmedina o la previa de Renfe?
Cuestión relevante si se tiene en cuenta que Atarazanas se localiza justamente en el epicentro de algunos de los grandes acontecimientos sociales de la ciudad, siendo previsible que sean miles de personas las que aspiren a subirse a los trenes para desembocar a apenas metros de las procesiones de Semana Santa.
"La mayoría de las estaciones centrales en las ciudades son una pasada y en Málaga hacemos un cuchitril", afirma de manera rotunda una fuente conocedora del proyecto, que agrega: "La apuesta tendría que haber sido La Marina".
Planteamiento que fue objeto de la convulsa relación del Ayuntamiento con la Junta en tiempos de Izquierda Unida y del PSOE. Muestra de ello es que en 2014, en el marco del proceso de información pública del proyecto a la Alameda, el Consistorio sugirió que el dinero previsto para el Metro en superficie el Civil fuese destinado a prolongar el suburbano hasta la Plaza de la Marina. El planteamiento fue rechazado.
Una parada y un trazado condicionados por los ficus
Para entender las limitaciones que presenta esta parada hay que ir al origen del proyecto y a los condicionantes que pesan sobre una infraestructura cuya ejecución se puso en marcha hace ahora unos 8 años. "El diseño de la estación está condicionado por la preservación de la hilera de ficus situados en la semimediana de la Alameda y por la cercanía de los edificios de la acera norte de la calle", se dice textualmente en uno de los informes.
De hecho, se subraya que ambos elementos obligaron a que el ancho del túnel y de la estación fuese el mismo, forzando a que al andén "llegue únicamente la vía sur de la línea, produciéndose las maniobras de entrada salida de las composiciones por delante del piñón de entrada del andén".
El acceso de viajeros se realiza desde el edículo situado a continuación de la intersección con la calle Torregorda, contando con una escalera fija flanqueada por dos escaleras mecánicas de subida y bajada. Dispone además de un ascensor para facilitar el acceso de personas con movilidad reducida.
Desde el edículo de entrada se accede al primer nivel soterrado en el que se sitúa el vestíbulo donde está la línea de validación (199,9 metros cuadrados antes de las canceladoras y 231,2 metros después de las canceladoras), las expendedoras de billetes y el control local de la estación.
Desde el vestíbulo se realiza la bajada al andén mediante otro bloque de escalera fija y doble escalera mecánica así como ascensor para personas con movilidad reducida. El mismo tiene poco más de 4 metros de ancho y 66 de longitud. Es decir, el área disponible para la bajada y subida de viajeros es de 264 metros cuadrados.
En uno de los anejos del proyecto se llega a señalar que la de Atarazanas estaba concebida como una especie de "estación provisional". "El esquema adoptado para la estación de Atarazanas es diferente al que se define en la mayoría de las estaciones del Metro de Málaga, las cuales disponen de andén central que presta servicio a las dos vías de una misma línea; esta diferencia está motivada por la menor anchura con la que se ha diseñado la estación, con dimensiones que se corresponden con las estrictas requeridas por el túnel de línea y que obligan a un esquema de funcionamiento más limitado", se refleja.
"Con este diseño la estación de Atarazanas se concibe como una estación provisional, que permite la puesta en servicio de las líneas 1 y 2 hasta la Alameda Principal mientras no se ejecuten los trabajos de prolongación hasta La Marina", apuntan los técnicos responsables del documento, en el que se apunta que la anchura del andén, de 4,24 metros difiere de "la anchura normal, que es de 8 metros".